𝐈

1.8K 184 52
                                    

Quackity se estaba muriendo del sueño en la banca, casi cayéndose de cara frente al pupitre, ¡pero no podía evitarlo! La voz del profesor Merlon era simplemente monótona y aburrida.

Ni siquiera sabía de qué estaban hablando, se puso a pensar en la comida que podría comer saliendo de la escuela, pensando en cuánto dinero traía en el bolsillo.

—…¿De acuerdo, joven Quackity?

¿Qué?

—Claro que sí...

—¿No puso atención, verdad?

—¡Sí! Claro que sí...

—Entonces repita las indicaciones que le di...

—Ay, este... —y ahí si teatro se cayó al suelo, sonrojándose.

—Les estaba diciendo que iban a cuidar un huevo por parejas, parejas que asigné yo.

Y empezó a decir las parejas. Solo escuchó “Vegetta y Foolish”, “Missa y Philza” y “Roier y Jaeden” antes de que dijera su nombre.

—Quackity y Wilbur —dijo, entregándoles un huevo, que el pato tomó entre sus manos con cuidado.

No podía creerlo. Le iba a tocar con su maldito crush de toda la vida.

—¿Vamos a mi casa a decorar al huevo? —le preguntó al del mechón blanco, siendo éstas las primeras palabras que le dice al castaño sin tartamudear o algo por el estilo.

—Claro, ¿por qué no? —aceptó el chico con una sonrisa, Quackity se tuvo que controlar para que sus mejillas no se volvieran malditamente rojas.

A la hora de la salida, se acercó rápidamente a Bad, quién era el único de sus amigos que sabía sus sentimientos por el castaño.

—Deséame suerte.

—Suerte, Q —dijo, sosteniendo con cuidado su propio huevo.

—Oh, ahí estás, Quackity. —Wilbur se le había acercado, con su cigarrillos recién encendido. —Te estaba buscando.
—¿Ah, sí?

—Sí, íbamos a tu casa, ¿no?

Llegaron a la casa del pato, fue un trayecto ligeramente corto, por lo que Wilbur se preguntó porqué Quackity llegaba tarde a la escuela.

—Pásale con confianza, mi casa es tu casa.

—Wow, hay muchas plantas. —Fue lo primero que dijo el más alto.

—Sí... es como una costumbre.

—Pero hace más bonita la casa.

Quackity puso al huevo con suavidad en la mesa de la cocina, a dónde se habían dirigido.

—¿Qué nombre le pondremos? —preguntó Wilbur; al día siguiente debían llevarlo con nombre
y una decoración distintiva.

—¡Tilín!

—¡No le vamos a poner Tilín de nombre! ¡Qué nombre más estúpido! —exclamó el castaño.

—Pues piensa tú en otro nombre —dijo Quackity ofendido.

—¿Qué te parece Evan?

—¿Evan? ¡Es niña! —dijo, sacando un moño rosa que encontró en uno de los cajones de su cocina, ¿por qué lo tenía eso ahí? Ni él sabía.

—Bien —puso los ojos en blanco. —Entonces Evangeline.

—Está bonito.

—Sí.

Como tú, pensó Quackity, pensando en no decir nada estúpido.

—Bien, ya tiene nombre, ya está decorado, ya me voy —dijo el castaño.

¡¿Qué?!

¡¿Por qué se iba tan pronto?! Debía encontrar una excusa para pasar más tiempo con él...
—Oh, espera, ¿tienes mi número de teléfono? —preguntó con algo de seriedad. Dios, ¿por qué era así?, solo lo hacía ver más lindo, pensó Quackity.

—No. —Mintió. Claro que lo tenía. Lo había guardado tan pronto metieron a Wilbur al grupo de la escuela y cuando lo obtuvo, se salió del grupo. Si quería enterarse de algo le preguntaba a Missa.

—Bueno, te lo paso —tomó una servilleta que estaba en la mesa y sacó un bolígrafo de su bolsillo y anotó ahí su número, sus dedos rozaron al momento de pasárselo al otro y sorprendentemente fue Wilbur el que se sonrojó. —Nos vemos.

𝐄𝐆𝐆'𝐒 𝐏𝐑𝐎𝐉𝐄𝐂𝐓 | quackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora