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Jimin y Yoongi admiran las olas, cierran los ojos, abren los brazos y el aire frío los atraviesa.

—Hace algo de frío... dice Jimin, mirando a Yoongi que se ha apartado un poco. 

Lo mira sonriente, mientras el pelinegro busca su mejor ángulo.

—¿Sabes que eres hermoso?, Army estará contenta con cualquier ángulo.

Yoongi aún sin mirarlo le dice —Lo sé...

Un puchero se observa en Jimin. Odia cuando Yoongi es pretencioso. Pero él lo sabe, y sabe como contentarlo.

Guarda el celular en la chamarra y lo abraza, pega sus labios rosas al oído del contrario para susurrar con su voz ronca: —Pero tu eres más hermoso, para mí, tú eres mi música.

Jimin no puede evitar sonrojarse. Yoongi vuelve a sacar su celular y ahota se toman fotos juntos. De repente el aire se hace aún más frío, Jimin comienza a temblar un poco.

—Es hora de irnos, pequeño Jerry, no quiero que te resfries. Y tomados de la mano, suben a la camioneta que los lleva al hotel.

En la camioneta no pueden evitar entrelazar sus dedos. Jimin se recuesta sobre su hombro. Mientras Yoongi con la mano libre acaricia la mejilla de su amado.

—¿No sabes cuánto tiempo he soñado con esto?... pero el susurro es alto.

—¿Soñar con tu concierto?....

—No, soñar que tu estas conmigo en este momento.

Jimin suspira profundo, es cierto, han tenido que soportar tanto, desde la depresión de Yoongi, los malos entendidos, la prohibición de la empresa, lidiar con sus respectivas familias, y mil cosas más. Pero ahora se sienten tan fuertes, tan confiados el uno con el otro, que pareciera no un hermoso sueño, sino una tranquila realidad.

—Siempre voy a estar contigo.... terminó por decir Jimin, mientras lo besaba en los hermosos labios rosas que tanto adoraba.

Y No era un decir, más bien era un juramento.

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