Parte única

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   Estoy en una habitación, acostada en una cama. Miro al techo, que supuestamente debería estar blanco. Pero mi hollín lo cubre, se arremolina en el lugar, dejándolo sucio. Sucio, sucio, sucio.

   Hubo tiempos en los que, a pesar de eso, mi muñeca viviente limpiaba. No le preocupaba que el cuarto tuviera estalactitas, ella siempre estaba dispuesta a dejar todo como antes. Sin perder su sonrisa.

   Pero esos tiempos han pasado, y ahora estoy condenada a hacer esto. Mi cuerpo me duele muchísimo, es como si ardiera. Quiero verlos a todos, estar con ellos. Cualquier cosa que haga mi carga más soportable. ¿Qué estarán haciendo?

   Maryrose... ¿Te habrás convertido en adulta?

   Rosemary... ¿Has muerto, cumpliendo tu deber de ser una cara?

   Oliver... ¿Qué cosas habrás inventado?

   Susanna... ¿Sigues tan cariñosa como siempre?

   Benjamin... ¿Aún proteges a los que te importan?

  Christopher... ¿Descansas en paz?

   Anthony... ¿Dónde demonios estás?

   Barbie... ¿Qué te han hecho?

   Todos esos nombres traen recuerdos. Tan felices y tan punzantes.

   Las clases, la hora de los cuentos, quiero saber si lo siguen haciendo. La última vez que vi el edificio de los niños, nadie había concurrido a ellas.

   Aún siento en el pecho las horas de angustia en mi habitación, el miedo que me daba pensar que Barbie podía morir. Aún escucho su silencio ante las palabras del señor, no, del estúpido de Thomas:

   –Eres una sombra muy especial, sí sí. Por eso, considero que deberíamos ser piadosos contigo.

   Si esto es ser piadoso, ¿Cuán cruel pudo ser mi otro destino? Aún escucho su silencio ante eso. Aunque no significa, ni de lejos, que se haya resignado así como así. O no lo hubiera hecho, sin mi intervención. Se la llevaron lejos de mí, y ya no pude saber más de ella.

   Luego me llevaron hasta aquí. El maldito ese habló, antes de dejarme para que me cambiara:

   –¿Saben? Estoy preocupado por esa sombra, Christopher. Pensar que se suicidó por negarse a unificar cuerpos... Y el hecho de que su cara haya escapado es inquietante.

   Lo mencionó como al pasar, pero sé perfectamente cuál era su intención. Y logró el efecto deseado. Inició el huracán que me azota hasta el día de hoy. Ha pasado un tiempo... Creo que meses, y sigue doliendo.

   Lo peor es que no tengo nada para distraerme. Si fuera así, quizás no sufriría tanto al expulsar hollín. Pero, ¿Entonces mi vida no se asemejaría al pasado? Nunca fui más que eso, una fuente de energía. Y es horrible saberlo.

   El dolor se intensifica. Por favor, que alguien pare con esto YA. Esperen, está bajando. ¿Cómo es eso posible?

   Hace mucho que no me sentía tan aliviada. Quizá demasiado. Pero todo se está fundiendo con el negro, y no es la textura del hollín.

   –¿Eh?

   Esa voz.

   Christopher. Lo veo.

   –¿Bárbara?

   Quiero alcanzarlo. Algo me dice que seré feliz si lo hago. Sólo debo estirar mi mano hacia él. ¿Cómo lo lograría? Si hace mucho que no puedo moverme.

   En un cuarto muy sucio y arremolinado, el hollín dejó de moverse. Una sombra había muerto,llevándose con ella un gran suministro de hollín.

   En algún rincón de la mansión, una muñeca sin cara lo sintió.

   "¿Señorita?"

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   ¡Hell-o! Inauguro esta cuenta con el mejor género posible: un fanfic angst. Tengo todo un AU relacionado a esta idea.

Cantidad de palabras utilizadas (sin contar la nota de la autora): 533.

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