Su historia se resumido en un entorno sombrío y vulgar, donde la parsimonia del tiempo jamás llego a curar completamente sus heridas; producto de aquellos atroces actos por los que ha vivido desde lo más tierno de su existencia. Para él, todo era tan rápido y confuso, que fueron pocas las veces que comprendía lo que sucedía en su alrededor. Su llegada a ese pútrido lugar; las inumerables experiencias que sufrió; los horribles momentos en donde los viles seres que arremetieron contra su cuerpo, y alma... Nunca le gustaba recordar su miseria; como sentia que no podía inhalar el oxígeno y mantenerlos en sus frágiles pulmones; simultáneamente, su diafragma se contrae progresiva y dolorosamente; básicamente, sintiéndose asfixiado. Además con una severa presión en su cráneo, con un inexplicable dolor que juraría, le sacaría los ojos de un estallido.
Detestaba reencontar todos los hechos de su vida; Era como comparar la feroz e inmensa combustión de relizaba los astros al absorber todo los elementos de su alrededor. En pocas palabras, consumía completamente toda su vitalidad e espiritualidad.
— ¿Tweek?... ¿Cariño?... ¿Me estás escuchando?...
O él así lo comparaba, desde que escuchó aquella increíble descripción, de cierto hombre cabellos onix que le cambió la vida.
Sorpresivamente, una de sus orejas se siente un pequeño dolor punzante al ser jaladas, como medida de hacerle prestar atención.
— ¡Ngh! Lo siento Craig...
— Honey... ¿Otra vez pensando sobre pensando? –al no recibir respuestas del otro; el pelinegro de limita a suspira y seguir hablando– Tranquilo... Respira como te enseñe ¿Recuerdas? –Tampoco respondió– Lamento ser duro contigo, pero urgentemente, necesito tenerte en todos tu sentidos. Hay que estar alertas a la señal de mis compañeros –regañándolo con voz su rasposa, producto de haber consumido unos cuantos cigarrillos, pero sin tonalidad de molestia.
El joven solo asintió suavemente.
Seguidamente ambos, se levantaron de la incómoda y poco higiénica cama donde yacían acostados desde hace unas horas, mientras que divagaban entre sus pensamientos. En tanto, que el muchacho que habló anteriormente, estiraba sus músculo; Tweek observaba con detenimiento la puerta que se hallaba a unos metros de si. A pesar de las tantas advertencias de Craig, al estar al corriente de su entorno, su mente se sentía vacía, viajando entre recuerdos y memoriales, como un astronauta vagando en la infinidad del tupido e infinito espacio.
Su cuerpo se sacudió con una sensación electrizante, al sentirse semi-aprisionado por los brazos de su "amigo", como si hubiese tocado con sus manos empapadas de agua un toma corriente con cables sueltos. Sabía que, el pelinegro no quería demandarle con rudeza, no era lo suyo, con él. Y tampoco, lo trataría así ni porque hiciera -en alguna posibilidad- o enfureciera por algún error o imprudencia suya.
Entiende que debe dejar el temor con el que siempre ha vivido, o ha sido obligado a convivir. Pero en esos momentos, no ideaba algo que decir, solo total voto de silencio.
Lo que estaban punto de llevar acabo, requería que este al tanto sin despistarse o dudar de ello. Alerta ante todo, y sincronizado con su alrededor.
Las luces opacas color carmín iluminaba sobre sus cabezas aquel pútrido lugar que llamaba hogar desde que vive allí. La música, pese a ser elevada y estruendosa, tanto que los bajos de la armonía retumbaran en las cuatro paredes selladas, grises y húmedas donde se encontraban, y de haberla escuchado en infinidades de veces por tanto tiempo, se transformaría en su ahora himno de para su próxima gloria. La temperatura no era problema, se podría asegurar que estaba haciendo frío, pero entre tantos las emociones de lo ansioso y temeroso que se sentían, no podrían describirlo por si mismos.
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𝓢𝓽𝓪𝓻 𝓲𝓷 𝓪 𝓜𝓲𝓵𝓵𝓲𝓸𝓷 𝓜𝓮𝓷
FanfictionPobre de aquel prematuro lucero que se desarrollo en un lóbrego y retorcido espacio, donde millones de cuerpos celestes trataron de deborarlo. Solo y abandonado. Siempre pensó, de lo que le quedaba de vida, jamás lograría brillar, y se hiciera co...