Y la chica cumplió, iba cada día después de la escuela hacia la casa de Pettite, y llevaba ricos croissant o baguettes para comer con el, Marie, como se llamaba la chica se volvió amiga de Pettite y estuvieron asi por un casi un año y un poco más, como cuatro meses mas, pero toda su felicidad se fue por la borda gracias a una mala noticia que tenía Marie, ellos dos estaban en la casa de Pettite como de costumbre y de repente Marie le empieza a contar la verdad a Pettite
-pettite- dice Marie apenada
-dime- dice Pettite y mira su cara algo extrañado ya que no había visto a Marie tan triste
-e-esto que te voy a decir no creo que sea muy bueno la verdad..- dice Marie triste y asustada por la reacción de Pettite
-y que me quieres decir?- sigue preguntando extrañado
Marie suspira y le empieza a contar todo a Pettite -lo se pasa es que hace tiempo que estoy saliendo con un chico.. un chico con buena situación económica, y mis padres estrictos quieren que me case con el, todo bien hasta ahí pero.. también se enteraron de que te estaba viendo a ti.. y quieren prohibir me que me vea contigo..-
Pettite se queda en silencio y pregunta -entonces no podemos seguir viendonos?-
-tal vez podamos, pero por lo pronto tendremos que vernos a escondidas, pero descuida no vamos a dejar de ser amigos, te lo prometo- lo dice confiada
-esta bien- dice Pettie más tranquilo
Ese día Marie y Pettite aprovecharon todo lo que pudieron para que después no se extrañaran tanto, fue uno de los mejores días de Pettite, por lo menos el mejor día hasta ese año, la suerte de tener a una amiga como Marie en su vida duro poco, porque después de esa promesa exactamente un mes después de esa promesa, Marie desapareció y nunca más volvió a encontrase con Pettite, Pettite la extrañaba cada día, pensando en donde estaría, no podía dormir tranquilo sabiendo que Marie solo cumplió la mitad de su promesa. Por otro lado Marie no se había muerto ni había desaparecido, se mudó a París junto a sus padres y su prometido dejando San Roux y a Pettite atrás, pero ella también esperaba volverlo a encontrar.
Pettite estaba triste y angustiado por la repentina desaparición de Marie, pero no podía hacer nada al respecto, a los días después encontro trabajo y ahorro por un mes para comprarse una buena mochila y partir a un nuevo rumbo, pero no le alcanzaba así que trabajo más y más, y de vez en cuando le preguntaba a sus compañeros cual era el mejor lugar para vivir, uno de ellos dijo que era la ciudad de jean- Pierre a cuatro horas de San Roux, otro le dijo que era la pradera de las flores, una pequeña ciudad al sur de Francia, a siete días de San Roux. El optó por la segunda ya que era lo más alejado de su ciudad natal en donde habla sufrido más de la cuenta.
Al terminar de trabajar Pettite vuelve a su casa sin encontrar muchos cambios gracias a la poca luz del lugar, pero algo se sentía diferente, al sentarse en su colchón rechinante se percata de un ruido que viene de cerca de su casa, y no eran de los resortes de su cama, si no un pequeño lamento, Pettite escucha atento y se percata de una gran bolsa de papel tirada a un rincón del callejón, Pettie se acerca y se percata que era solo un pequeño perro se se encontraba dentro de la bolsa, la bolsa estaba amarrada de tal forma para que el perro no saliera de ahí, Pettie fue a buscar con cuchillo y rompió la bolsa con cuidado, después saco al perro de la bolsa y lo abrazo, no había sentido algo tan cálido y acogedor hace meses, era algo impresionante para Pettite.
-que Bonito eres- dijo Pettite -no se cómo es que te dejaron en ese lugar espantoso- conversaba con el perro mientras lo acariciaba y el perro le lamía las manos -oye no hagas eso- Pettite sonrió y siguió acariciando al perro -desde ahora eres mi amigo, te llamaré boldo, el perro ladra y mueve la cola de alegría, ya tenía un nuevo amigo y un dueño que lo cuidara.