ANOTHER WAY - 2 - ¡Cállate, Castle! (Parte uno)

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Another Way "¡Cállate, Rombus!".

+16 (Drogas, Alcohol, Violencia, Infidelidad)

Short Story


Un asco. Así podría describir lo que se sentía. Estaba atrapado en esa cena familiar, sin forma de escapar.

A mi lado derecho estaba el insoportable de mi primo Zach, presumiendo de sus logros como Jefe de su propia empresa.

Lo tiene por herencia, no por esfuerzo.

Y a mi lado izquierdo, mi novia, Tanny. 

Pude haber impedido que estuviese presente en esta locura, pero nos atraparon en mi cuarto. Ella casi escapa por el balcón, pero mi madre, como una buena anfitriona y suegra (según ella) la invitó a cenar con nosotros.

"No es molestia, Tanny."

Si lo era, mamá.

Y no era por nada, pero no quería que él corazón de mi novia se infectara por mi familia. Y comprendan, por favor, que nunca fue mi decisión quedarme en casa de mis padres a pesar de tener 27 años.

—Al final, hice el trato con los Jason, y estoy seguro que ganaremos millones gracias al nuevo equipo. —terminó de contar. Quise jalarle sus cabellos dorados para que entendiera la situación.

Soy empleado de mi primo mayor, su "asistonto".

—Eso se oye interesante. —observó mi querida novia.

—Traidora... —susurré, cortando un pedazo de carne para luego llevarla a mi boca.

—Tú cállate, Maximiliano. —me reprendió mi abuelo, que a pesar de su vejez, tiene un oído bendecido.

—¿Qué hice esta vez? —inquirí, abriendo mis ojos.

Mi padre empezó a recoger los platos, antes de preguntar ya estando en la cocina.
—¿Quién quiere un poco de vino?

Todos querían.
Y yo quería ahogarme en la borrachera hasta que todos se vayan.

Pero no lo haría. Juré cambiar por el bien de todos.

Por mi bien.

—Estaba pensando... ¿Por qué no le dejan a Máx estar en un rango más alto? —preguntó Tanny. Sus ojos marrones profundizaron en los grises de mi primo.

Su esposa, Caridad, solo carraspeó.

—Oh, Tay, pues... no creemos que Max esté en las condiciones de encargarse de un bloque él solo.

Gracias, Caridad.

—No tiene la madera de liderazgo.

Rodé los ojos a lo que dijo Zach.
—¡Es por qué no me dan la oportunidad! —recalqué con tranquilidad, hundiéndome en el sofá blanco crema.
—Cállate, Maximiliano.

Es bastante evidente lo que sucede aquí, ¿no? No tengo derecho de palabra desde hace unos años, por un error que cometí. Solo mi madre y mi padre (mi hermana también, aunque ella casi nunca estaba) han sido los únicos que me han entendido, entienden lo mucho que detesto ser callado. Pero el resto de mi familia, desde mi abuelo hasta mi sobrina, no me dejan decir ni una sola palabra.

—Déjalo hablar al chico. —pidió mi papá, con esa protección que tanto amo de él.

—Ya no es un niño para que lo defiendas, Henry. —dijo mi abuelo, señalando a mi padre.

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⏰ Última actualización: Jun 28 ⏰

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