Capítulo 2, La Luz.

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Ciertamente me encontraba tras una ventana sucia, vidrio que no era del todo translucido y gracias a eso solo podía ver pocas cosas de mi vida, y las malas resaltaban por la furia o el dolor de no poder ver el panorama completo.Hoy día ya no es así, y puedo decir que realmente costo el llegar al punto en donde me encuentro; a este momento me gusta llamarlo "Felicidad", sin dudar puedo afirmar febrilmente que soy feliz en la actualidad. Pero quisiera enfocarme un poco en el camino que recorre desde el punto A (Mi vista demacrada por la tristeza) y B (Mi bienestar actual).Continuando con la analogía de la ventana me gustaría decir que durante mucho tiempo hubo personas en mi entorno que intentaron con vehemencia limpiar, arreglar o hasta cambiar esta abertura por la cual yo veía mi vida pasar. Tristemente en su intenso intento de ayudar nadie logro volverla translucida, y muchos decidieron abandonar esta apasionada meta de auxiliarme. -No los culpo, realmente era una tarea imposible-.Al ver que esta situación no iba a mejorar prontamente, y que al parecer nadie tenía la solución para mi desdicha, decidí nuevamente cerrar mis ojos. Ya con mis pensamientos alejados de todo, sin la necesidad de escudriñar cada aspecto de mi vida, me sentí aliviado. Aliviado pero no feliz, y actualmente puedo ver con mucha más claridad el hecho de que no estaba viviendo, porque un ser sin felicidad no puede ver sus metas, no puede disfrutar los momentos que vive, y por ende esta varado en una isla sin escapatoria.Ya había dado el primer paso hacia la mejora, no fue el mejor movimiento posible pero por lo menos ya no estaba estancado. Y gracias a esto, a ese pequeño accionar, una encadenada sucesión de acontecimientos me llevo al hoy.Tratare de dar una profunda pero breve descripción de algunos de los hechos que fueron surgiendo.Para todo niño o joven: La desconexión del entorno cotidiano de su vida y la unión con un ambiente más sereno, más natural, como podría ser un campamento en las lejanías de las montañas; suele ser la mejor manera de restaurar las energías y de poder entender y resolver dilemas de la vida, ya que si te alejas podes percibir mejor el panorama, y yo no fui la excepción. Las acampadas para mi persona suelen ser elixir de vida. En esos lugares, con esa gente, cualquiera puede ser feliz aunque dure tan solo el tiempo que se esté allí. En ese panorama de tranquilidad, como decía antes, uno puede ver las situaciones desde otra perspectiva y gracias a ello pude descubrir la belleza que se hallaba cerca de mí. Una numerosa cantidad de personas que actuaban como luces iluminando mi vida, eran ahora visible ante mis ojos y me descubrí sonriendo.Entre tantos destellos de luz, al igual que cuando se aprecia el cielo nocturno, algunos relucían más que otros. De esta forma logre distinguir a alguien cuyo resplandor llegaba con mayor prontitud e intensidad que las demás luces a mí alrededor. Decidí que necesitaba y quería mantenerla cerca, porque ¿Quién no querría tener próximo a alguien que irradia tantas buenas vibras? Con el paso de los días pude comprobar que mi decisión había sido muy acertada, dado que esta persona, esta maravillosa persona, había resuelto el dilema de la ventana.No sabría explicar, y apuesto a que ella tampoco, como lo hizo. Fue tan sencillo y complicado a la vez, el cambio recorrió una ruta tan lenta que resulto imperceptible la manera en que todo iba evolucionando. En vez de gastar esmero y esfuerzo en intentar limpiar tan dichoso cristal, ella simplemente opto por quitar la ventana por completo y permitirme salir, salir de la reclusión mental en la que me encontraba, y de esta forma abrió mis ojos para poder ver las cosas buenas antes invisibles.

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⏰ Última actualización: May 07, 2023 ⏰

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