Capítulo único

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-Porfavor, no llores, tranquilo, tranquilo.- Decía el joven Juan mientras se veía al espejo, sin nada de ropa, luego de haberse bañado.

Hace días, varios de sus compañeros le habían estado repitiendo continuamente cosas como: "Subiste de peso", "Has estado comiendo mucho", "¿Y esa barriga Juan?", acompañado de risas.

Lo que ellos no sabían, era la razón de por qué el estaba más gordo, pero nadie le preguntó, simplemente se reían. La verdadera razon, era que se había enterado que el Profeta era su padre, y un plan que este tenía, para matar a Drako, su hermano, y a el. Pasaba las noches solo tomando café y comiendo mientras no podía dormir, su única forma de hacerlo, era tomando pastillas.

Verdaderamente se le notaba muy mal, solo que el lo sabía ocultar. Todos los días salía de su casa con corrector de ojeras bajo sus ojos, una capa de rimel y rubor. Hacía una falsa sonrisa, la cual raramente se le salía muy bien.

Todas las tardes, mientras estaba solo, lloraba, mirándose al espejo y golpeando su, según sus mismas palabras, estúpida panza. Actualmente había subido 9kg, pero se ve que la gente lo notaba mucho. Llevaba 2 días sin comer, alimentándose a base de agua. Comenzó a usar remeras muy anchas de su padre, y pantalones largos, que al igual que las remeras, eran anchos. Aunque estuviese en verano usaba buzos y gorros, para ocultar su pelo mal cuidado.

Tanta era su preocupación por su peso estas últimas semanas, que había olvidado completamente que el pollero Spreen iba a ir a su santuario a llevarle un pedido para su puerco. Pero al escuchar el timbre, recordó todo, aunque ya sea demasiado tarde. Supuso que como Spreen era un "enemigo" suyo, ni iba a preocuparse por su aspecto físico. Así que no se arregló para nada y comenzó a dirigirse a la puerta.

-Dale pedazo de chupapijas, no tengo todo el día.- Se escuchó la voz del oso en un tono alto.

Juan se apresuró a abrir la puerta. Vió a Spreen hacer una mueca un tanto rara, pensó que le dió asco verlo de tal modo, tan desarreglado y con ojeras enormes. Así que agarró rápido el pedido y cuando estaba a punto de cerrar la puerta, sintió una mano agarrar su brazo, frenándolo.

-Para estúpido, ¿Qué te pasó?.- Dijo en un tono preocupado Spreen.

-Nada que te importe, no te hagas el empático Spreen, tu y yo sabemos que apenas cierre esta puerta te empezarás a burlar, no hace falta mentir.-

-¿Cómo me voy a burlar boludo? Obvio que me importa, que no nos llevemos bien no significa que soy una mierda de persona. Dejame pasar dale.- Y sin pedir permiso, Spreen se adentró a la casa. Notando la suciedad que había en el lugar.

-Che hay una mugre acá, ¿Hace cuanto no limpias, sucio?.- Dijo en un tono divertido intentando hacer reír a Juan, aunque se arrepintió al segundo al ver la cara de este.-

-No estoy para bromas Spreen, ¿Vas a salirte de mi casa?.-

-Ni en pedo, dale decime que te pasa.-

-No te importa, ya te lo dije.- Dijo juan en un tono harto.

-¿Me dejas pasar al baño y me voy?.- Juan asintió su cabeza, olvidando por completo aue había dejado su balanza junto a su celular en el baño.

Spreen al entrar al baño, se encontró con el aparato para medir el peso en el piso, casi roto, y el celular de Juan prendido. Como todo un chusma, agarró el celular y notó unas fotos algo extrañas, las cuales eran la barriga de juan de costado, era una foto por día y se notaba como poco a poco había menos, y también encontró muchas fotos de Juan, donde este se veía en algunas flaco, y tenían un tilde verde, mientras que en otras con algo más de panza, pero toda tachada con bronca.

"Sobrepeso" SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora