I

88 8 0
                                    


—Pero, vamos papá, ¡solo fue un descuido! —Un apenado Yunho de diecisiete años, apelaba, intentando persuadir a su padre de no castigarlo.

Frente a él, su padre, un hombre de aproximadamente seis décadas, sermoneándolo por no haber ido a revisar que los plantíos de manzana, no tuvieran plaga.

—Recuerda que ese día me sentía mal, por eso no pude venir a revisar que no tuvieran plaga las cosechas.

—Por supuesto, corazón, pero, ¡pudiste haberlo hecho incluso al día siguiente! O hasta una semana después, pero simplemente, lo olvidaste por salir con tus amigos luego de haberte sentido mal. Dime, ¿acaso no es eso ya una irresponsabilidad?

—Si papá, como digas, lo siento —dijo casi resignado el de hebras rubias.

—Bien, pero que no se vuelva a repetir hijo, por favor, porque sabrá Dios qué otro día sea igual, y no podamos cubrir nuevamente lo faltante para entregar a los cocineros del rey —el cansado hombre, puntualizó.

—Entonces... ¡¿esta cosecha era para entregarla a los cocineros del rey?! Dios, qué problema. —Sorprendido, Yunho empieza a crear escenarios en su cabeza, en donde, por no cumplir con el lote para el rey, este acaba llevándolos a prisión, veta a su padre y a él del reino, o los manda a decapitar, causándole un miedo profundo.

—Sí, pero ya, hijo, tranquilo. Eres un descuidado, sí, pero yo tengo algunas de reserva, tomaremos unas cuantas de las que vendemos en el mercado, y otras, le pediremos a tu abuela, para poder completar.

Yunho, mucho más tranquilo, solo exhaló y abrazó a su padre.

—Bueno, suficiente de abrazos. Mi niño, dentro de dos días será la entrega de este pedido, así que, ¿podría pedirte un favor?

—Claro que sí, papá, ¿qué quieres que haga por ti?

—Verás, ya soy algo viejo, y mi espalda no anda muy bien. Además, tú ya estás lo suficientemente grande como para ir aprendiendo, así que, no sé, tampoco te quiero dejar solo aquí, aunque igual es porque necesitaría tu ayuda... —El padre de Yunho, dudoso, solo mezclaba y añadía palabras, sin llegar a un punto en específico.

—Papá, ya deja de decir palabras sin sentido, ¿qué es lo que quieres que haga?

—Ah, si... Para empezar, que vayas al mercado a buscar las cosas necesarias para el viaje, que desde mañana a primera hora del día partiremos. Lo otro, era que tú vinieras también —el padre suspiró, pensando las palabras que diría. —Hijo, ya estás grande, sé que me ayudas al menos con el pequeño puesto que tenemos en el mercado del pueblo, pero, otra cosa son los negocios con la gente del rey, así que, debo ir enseñándote cómo viajar hasta allá, qué hacer, y todo eso. Me volveré cada vez más viejo sin siquiera pensarlo, y me sentiría culpable de que tú te quedaras aquí solo, sin tener idea de cómo se maneja esto. —Dijo sumamente preocupado, el de canas en sus cabellos.

—Papá, ya no pienses tan mal. Prometo que de ahora en adelante te acompañaré a donde vayas, incluso para aprender, pero no digas todo eso, que aún falta mucho. —Sonriente, Yunho contestó.






Holaa, aquí con el primer cap de esta historia. Espero les guste.

—Galleta de vainilla 🍪

Unas manzanas para el rey - YUNGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora