El guardián de la Rosa

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En mis manos tengo una flor,
viva, hermosa y escarlata,
voy a cuidarla con fervor,
por la orden que se me acata.

Mi deber es protegerla.
Yo soy su fiel guardián.
Desde mi puesto puedo observarla,
y protegerla de todo rufián.

Condenado por años estuve
a vivir con la bella carga.
Vigilandola desde la nube,
para comenzar en secreto a amarla.

Nadie puede enterarse de mi amor,
pues sería mi condena,
pero, ¡Cuanto amo a esa flor!
que no me importa la pena.

¡Al fin te tengo en mis brazos!
No me pude contener,
atado estuve a esos lazos,
a los que me tuve que comprometer.

Se vio de pronto un resplandor,
aparte un poco la mirada,
no podía creer lo enternecedor,
de mi verla enamorada.

De esa rosa nació una chica,
tan hermosa como el diamante,
mi amor por ella se intensifica,
por su belleza tan radiante.

Es pequeña, muy diminuta,
eso no me importaba,
la amaré en su forma absoluta,
ya que a ella también le gustaba.

El infierno en la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora