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By Jörg.

– Gracias chicos – grité a mis compañeros de trabajo.

Acababan de traerme. La verdad es que había olvidado mi tráiler en Dortmund ¿La razón? Me había tomado una que otra copa y... pasó. Hacía mucho tiempo que no bebía, pero una apuesta con los cerdos de mis compañeros me había convencido.

Ninguno, como siempre, me respondió el agradecimiento.

Comencé a caminar calle arriba. Solo pensaba en echar una buena siesta pero ¿Estaría Tom en casa? ¿Me dejaría dormir ahí? Últimamente también el me ignoraba, cosa que antes no hacía, antes me gritaba hecho una furia, pero ahora hasta me hablaba algunas veces cuando Bill estaba con él. Me preguntaba porque. Siempre estaba más calmado con su hermano enfrente, quizás era cosa de gemelos. Ahora rogaba que Tom no estuviera, o que Bill estuviera con él.

Llegué al umbral y metí la llave, que giró fácilmente. Tenía un mal presentimiento, ya era suficientemente malo que el perro de mis hijos no me recibiera con aullidos.

Entré, Scotty creo se llamaba, estaba profundamente dormido en el sofá. Supuse que mis hijos estarían en casa, pero no había rastro de ellos. Mire mi reloj de muñeca, las 10 en punto. No, Bill ya debería estar aquí si salía a las 9 de su trabajo ¿Lo habría dejado? No, quizá solo habían ido por ahí, pero...

– ¡Ahh!

Eso... había sido un gemido. De modo que mi hijo mayor tenía una chica en casa... pero si mi oído no me engañaba, esa voz pertenecía a mi otro hijo... además, venía de la cocina.

Me paseé lentamente por la sala, el pasillo y llegué a la cocina. Eche un vistazo y quede en blanco por completo. No concebía lo que veían mis ojos.

1.- ¿Por qué estaban mis hijos desnudos en la cocina?

2.- ¿Qué hacían?

3.- ¿Por qué Tom estaba sobre Bill y... Oh.

El alma se me escapó y estaba seguro de que tenía cara de haber visto a un muerto revolverse en su ataúd, pero no, peor, había visto a mis dos únicos hijos, que además eran gemelos... follar. Sí, estaban follando y por la manera en que lo hacían tenía entendido que no era la primera vez, ni la segunda ¡Carajo! Ni la décima parecía.

Bill se incorporó y bajo sus piernas de los hombros de Tom, abrazó su cintura con las mismas, provocando que su hermano se acostara por completo sobre él. El mayor mordió y beso sus labios con prisa.

– Joder, Bill – le susurró y comenzó a moverse de nuevo.

– ¡Oh, Dios!

Me sorprendí, parecía estar en medio de la grabación de una película erótica. Ellos parecían estar hechos para eso. Me sentí mal ¿Desde cuándo sucedía eso? ¿Por qué no me había dado cuenta antes? ¿Simone lo sabía? Simplemente no concebía eso... era... imposible. Eran hermanos gemelos, incesto puro. Ah saber desde cuando lo hacían. Bill llevaba un año aquí y tenía entendido que regreso por tener un problema con su madre en Hamburgo, pero... ¿y si había regresado por Tom? Recuerdo que el día en que llego el muchacho casi lo mata, ni quería verlo, y al pasar el tiempo eso cambió, eran todo sonrisas en presencia del otro ¿Tendría que ver con esto? Pues por supuesto, pero ¿Quién lo había empezado? ... Necesitaba hablar con Simone de inmediato, preguntarle con discreción por si no sabía nada de esto.

Regresé de mi pensamiento y observé detalles en lo que no había reparado.

En el suelo había algo de sangre, supuse que era de Bill, pero no parecía molestarle, imaginé que no era la primera vez que pasaba. Mordió el hombro del mayor hasta levantarle la piel y con una mano rasguñaba su espalda, la cual estaba toda roja eh hinchada, su otra mano se movía sobre su pene. Sus miradas...

Muñeco atrapadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora