CAPÍTULO 22: FAMILIA

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El Reino Onírico era muy hermoso y había cosas muy divertidas.

Pero aún se sentía triste.

Corriendo a través del verde pasto A-Ying llegó hasta el gran árbol de hermosas flores en el que la enorme figura del gran dios descansaba sobre una de las grandes ramas.

Sin ser consciente de ello, A-Ying dio un gran salto. Las túnicas blancas que vestía contrastaron con las túnicas del Dios cuando su figura se posó suavemente sobre el regazo de este sin buscar lastimarlo. Su voz fue suave.

―Señor Dios.

Sin abrir los ojos el Dios gruñó haciendo que algunas nubes emergieran de sus fosas nasales envolviéndolos en una gran nube que hizo reír a A-Ying.

―Señor Dios, tiene que despertar.

Sin abrir los ojos volvió a hablar:―No lo haré, ve a jugar y déjame dormir.

―Pero Señor Dios.

―Llevamos tres meses intentando recordar al menos algo, pero he entendido que tus memorias se tardaran un poco en aparecer.

―Señor Dios.

―¿Hmn?

―... ¿Puede usted saber dónde está mamá?

Los ojos del Dios se abrieron suavemente. Las pestañas se batieron hasta que la vista fue clara para los ojos carmesí.

Sobre su cuerpo había un pequeño niño. Sus bonitos ojos violetas estaban decorados por dos líneas negras sobre sus párpados altos y dos líneas rojas en los párpados bajos. Su cabello ondulado y negro estaba decorado al final por hermosas puntas de colores como un arcoíris. Sobre su cabeza había un par de astas de oro aun pequeñas para ser vistas más que las puntas redondeadas.

Sus bonitas orejas puntiagudas estaban decoradas por los pendientes ornamentados con bonitas joyas de colores violeta, amarillas y aguamarina. De la misma manera portaba un tocado de cuentas sobre su frente dejando espacio para que se pudiera ver la marca divina en forma de flor de loto.

La piel de sus manos y pies se degradaba a un tono demasiado blanco, bañando la piel de hermosas y preciosas escamas que brillaban iridiscentes como sus pequeñas garras tan hermosas como las perlas. Tan lindas como aquella colita blanca decorada en la punta con pelaje aguamarina que se movía de un lado a otro cuando corría por el campo verde.

Y al final su espalda era decorada con ese par de hermosas alas de brillantes colores arcoíris que brillaban de diversos tonos según sus emociones.

Pero el ceño del Dios se frunció al notar que las alas estaban decoradas de un gran exceso de plumas azules triste y opacas y su cola colgaba a un lado sin moverse como peso muerto.

El Omega y el Emperador: Segunda Parte(Fanfic XianWang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora