- 01 - Orejitas esponjosas -

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Su respiración era tranquila, realmente ahora no de sentían como hace meses, con pesadillas recordando su aislamiento forzado, impidiéndole el paso hacia el exterior

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Su respiración era tranquila, realmente ahora no de sentían como hace meses, con pesadillas recordando su aislamiento forzado, impidiéndole el paso hacia el exterior.

Privándolo de su libertad, con cadenas pesadas y ajustadas que le hacían doler las muñecas, con la respiración agitada por el poco mantenimiento a su bienestar. Se sentía asfixiado dentro de aquel cubículo, tan asquerosamente claustrofóbico, que incluso le hacia vomitar el simple recuerdo de estar en aquella blanca habitación, sin ningún contacto, ni siquiera al pato que era su mejor amigo.

Todo era demasiado grotesco como para causar pesadillas, y eso le hacia sentir tan ansioso, temeroso, con una maldita sensación de ser vigilado tan de cerca.

Abrió los ojos, al momento de recordar tan horrible lugar. Por mucho que le pintaran estrellas y nubes con sonrisas tan escalofriantes, aquel no era un lugar para él.

Volteo su mirada, y se encontró con esos orbes avellana que le miraban con calidez, haciendo que todos sus miedos se largaran a un maldito vacío, del cual no deseaba volver.

── Perdón, osito, ¿Te desperté? ── su voz cálida, y la sensación tan agradable, solo le hacia sentirse afortunado en ese momento.

Negó suavemente, mirando como el mexicano reía suavemente, y se sentaba en el filo de la cama, ¿Cuánto tiempo ha estado viéndolo?

Volteó su mirada a sus manos nívea, que sostenían las sábanas azules que le cubrían con cuidado, volteo su mirada a todos los lados, sintió temor una vez que sus orbes ónix notaron la máscara que reposaba a su lado.

── ¡Haa…! ── fue el pequeño monosílabo que exclamó, tomando rápidamente su mascara y colocarla en su rostro, sin mucho cuidado por el temor a haber mostrado su rostro a uno de los visitantes de la isla.

── Hey, tranquilo ── trato el mexicano, tomando una de las suaves manitas del osito ── esta bien, estamos en mi guarida ── consoló un poco, o eso trataba.

Osito Bimbo volvió su mirada a la zona, todo el exterior pintado de ladrillos negros, con antorchas y faroles que iluminaban la zona, parecía reforzado, y eran zonas que apenas tenían acceso la federación por dar la libertar a los invitados a tener su propia privacidad. Suspiro gustoso ante que aquella regla se mantuviera, quito su máscara con cuidado, apartándola de su rostro y colocarla donde hace momentos antes la había encontrado. Volvió a su posición inicial, esta vez apretando la sábana entre sus puños.

── Osito ── escuchó la voz cálida de Roier a su lado.

Este le sonrió con calidez, mientras Osito Bimbo no sabía como corresponder todo eso. Hasta que la cálida mano de Roier llegó a su cabecita, acariciando sus hebras albinas, algo que hizo que sus orejitas bajaran por el contacto. Estaba tan acostumbrado a estar en un ambiente tan gélido, una temperatura que congelaba hasta tus huesos.

Era extraño sentir tanta calidez en una persona.

── También tienes orejitas de oso ── menciono con emoción el mexicano, le volvió a mirar ── ¿Puedo? ── pregunto, refiriéndose a que si podía tocar sus orejitas.

Pero Osito Bimbo no entendía realmente aquello, y solo asintió.

Sus mejillas inmediatamente sintieron someterse a un calor abismal, la mano de Roier había tocado sus orejitas con suavidad, acariciando las mismas con la misma gentileza, estas mismas bajaron, una vez que los dedos de Roier pasaron a la parte detrás de sus orejitas, comenzando a rascarlas con gentileza.

── Mmmmhhh~… ── soltó el híbrido de oso con satisfacción, sintiéndose impresionado, hasta sentía querer ronronear cual gato ante el toque de Roier en su cabeza.

¿Por qué se sentía tan bien, a tal punto de querer acercarse mas, restregarse cual felino?

Crispado estas mismas, se alejo inmediatamente.

── ¿Te lastime? Perdoname ── menciono apresurado Roier, escondiendo sus manos.

Él sabia la naturaleza de los osos, o eso creía.

Osito volvió a mirar al mexicano, negando inmediatente con su cabecita, algo que hizo reír a Roier.

── Pensé que sí, ¿Por que te alejaste, Osito? ──  pregunto, acercándose un poco más.

Osito Bimbo no sabia que pronunciar, su mudismo se lo impedía, eran tantas las palabras que deseaba decir, pero simplemente ese mutismo no le dejaba, quería llorar.

── Osito ── escucho a Roier.

Este alzo la mirada, ahora la calidez se posicionaba en sus mejillas sonrosadas, sintió como el pulgar sacaba su lágrima de su rostro. ¿Cuándo se permitió llorar? Pero el simple tacto de Roier hicieron que un interrumpir en el híbrido albino hiciera clic, y miles de gruesas lágrimas bajaran ahora sobre su pálida piel.

Roier le sonrió, permitiéndose abrazar al oso con cuidado.

── Tranquilo, ya estas a salvo conmigo.

Fue lo ultimo que escucho de la voz del mexicano, antes de corresponder, llorar y terminar dormido entre sus brazos.

Quería seguir sintiendo la calidez que Roier le brindaba.

¡Le quiero hacer historias bonitas al osito porque lo merece! pipipi

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¡Le quiero hacer historias bonitas al osito porque lo merece! pipipi.

🌠 Arxter

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