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Puesta de Sol

Ya pasaron 5 años desde que mi hijo nació.

Y 5 años desde que mi gran amor falleció.

Ahora tengo 25 años.

Me convertí en un guerrero.

Normalmente sería el Thasik o el Olo'eyktan pero mi padre al ver que ya tenía a To'rao nombró a Hiet'itan de Olo'eyktan junto con su esposo Tek'tuie.

Y yo quedé como el líder de los guerreros del Clan.

To'rao está sano y feliz.

Con eso me basta.

El era un niño tan lindo y querido por todos los del Clan, temo que sea por lástima al no tener a su padre... pero no dejaré que eso lo lamtime a él o a mi, seremos felices...

Hoy estaba con Reya en la ladea dando un paseo, Roxto y Lo'ak estaban con mi hijo dándole clases con arquería ya que al ser Omaticaya más que Metkayna tiene también habilidades para esas cosas.

— Ao'nung, no hemos hablado tanto desde que tienes a To'rao, ¿Como te ha ido?

— La verdad, es que estoy muy cansado, esto de ser padre es agotador, To'rao tiene mucha energía pero a la vez es muy calmado.

— Digo lo mismo, Nala'ny es igual solo que es muy traviesa.

Reímos un poco.

Era lindo pasar tiempo con mi hermana.

— Ya casi Torá sale de su clase, ¿me acompañas? Además Lo'ak hasta con el.

— Claro.

Caminamos por la isla y llegamos a un lugar con árboles y demás cosas simulando un  bosque.

Hay vi a To'rao, estaba junto a Lo'ak frente a un lago y vi como atrapó a un pez.

El me vio enseguida y fue por lo que atrapó y vino a mi.

— Mira papá, ¡atrape uno!

Me arrodille frente a él.

— Ahora es tu turno.

El me dio su arco y lo tome.

Lo mire a la car ay el sonreía.

Lo recordé....

Sentí como Lo'ak, Reya y Roxto me miraban...

— ¿Tuviste un deja vu?

Mi hijo me miró extrañado y después nuestros miradas se cruzaron.

— Se que tuviste un deja vu...

En ese momento recordé.

La primera vez que vi a Neteyam.

Solo teníamos 15 años...

Ellos venían en sus Ikran.

Veían a refugiarse de los humanos.

Ellos se quedaron en la aldea.

Yo era muy arrogante y malo con ellos.

El se enamoro de mí y yo de él pero por mi ego no lo aceptaba.

El hizo de todo para enamorarme.

Y me defendía de los Alfas idiotas.

Nos unimos frente a Eywa como mi regalo de 19 años y al poco tiempo descubrí que estaba embarazado.

El sonreía cada vez que veía mi vientre.

Sonreía cada vez que le decía apodos.

Sonreía cuando estábamos juntos.

Memorias | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora