El ángel dormitaba ligeramente, flotando invisible en medio de la habitación.
Era capaz de caer inconsciente durante horas si así lo deseaba, flotando en el aire con la intangibilidad dominando su cuerpo entero para tener lo que los humanos llamaban "un sueño imperturbable". Lo hacía regularmente, aunque para una criatura como él, no era una necesidad sustancial como en el resto de los seres vivos. Después de todo, él no tenía la regla de tener que descansar para recuperar energía ya que no era un simple mortal como la mayoría de ciudadanos de la isla. Era sólo la sobrecarga de trabajo en el cielo lo que le permitía entender y apreciar de esa temporal desconexión con la realidad a un nivel intimo.
Cuando no regresaba al cielo —por exigencia de su padre— y llegaba ese periodo de tiempo aburrido donde nadie estaba activo y el cielo se tornaba oscuro, solía quedarse en la cabaña de Quackity. La mayoría de veces invisible para no perturbar la tranquilidad del contrario y sólo permanecer ahí, vagamente presente mientras se desconectaba por unos instantes a voluntad. A veces incluso observaba lo que el humano hacía y esperaba pacientemente a que Quackity se fuera a la cama para él también dormir al mismo tiempo.
Y había hecho eso el suficiente tiempo y las suficientes veces para notar cuando el horario de sueño de Quackity cambió drásticamente, y sin ningún aviso previo.
En su escaso tiempo conviviendo con humanos ha aprendido muchas cosas, entre ellas, ha absorbido el conocimiento justo para saber que, a comparación de otras especies, los humanos tienden a dormir bastantes horas para lograr restaurarse completamente. Quackity por su lado, en las últimas semanas a duras penas podía completar más de 2 horas de descanso continuo sin interrupciones, quedándose despierto el resto de la noche y no descansando apropiadamente la mayoría de las noches.
Y esta parecía ser una de ellas.
En su estado medio consciente, escucha la respiración de Quackity como si fueran pequeñas ráfagas de viento. Inhala. Y exhala. Sin ninguna perturbación. Solo tranquilidad acompañada del frío característico de la noche.
Sin embargo, la calma pacífica se rompió cuando el viento de la noche, una vez tranquilo, se hizo más fuerte y más errático. No tuvo que esforzarse para saber que Quackity había dejado la ventana abierta otra vez, y si bien el ángel no podía ser perturbado físicamente, el sonido inhumano que acompañó al frío definitivamente lo hizo. Al final, no pudo luchar contra ello y fue despertado a la fuerza.
El ángel parpadeó un par de veces mientras levantaba la cabeza aturdido y miraba a su alrededor. El cuarto estaba tranquilo, vacío. Por la ventana no había tormenta a la vista, y mientras su cuerpo se volvía tangible por reflejo, sólo sintió la temperatura bajar considerablemente en cuestión de segundos. Por un momento no sabía qué lo había sacado de su sueño, pero luego lo escuchó, el más pequeño de los gemidos resonando en las paredes astilladas de madera.
Luego otro. Y otro más.
Sus ojos se movieron hacia la cama donde yacía Quackity. Parpadeó una vez más, luego se enderezó y floto con gracia hacia él. Incluso a mitad del camino, ya podía olerlo. El miedo, el pánico, la tristeza. Su camino se aceleró, su sueño casi se evaporó. En un instante, el ángel estaba allí, al lado de la cama, y arrulló suavemente cuando se detuvo cerca. Quackity estaba de espaldas a él. Cuando no recibió una respuesta, se movió hacia el otro lado y miró de frente al pequeño humano.
Los ojos de Quackity estaban cerrados, y estaba encorvado en una pequeña bola. Gotas de sudor salpicaban su pálida frente y sus cejas estaban tan arrugadas como la manta que agarraba desesperadamente entre sus puños.
El ángel sintió algo en su pecho y retrocedió un poco, sorprendido por la sensación. Por lo general, Quackity siempre parecía tan brillante, alegre y feliz, hasta el punto de que hasta el ángel se olvidó de que no hace mucho había sufrido grandes y dolorosas pérdidas en su vida personal. Sin su habitual personalidad audaz, de repente se veía muy pequeño y vulnerable contra la cama. Verlo así se sentía casi como si le exprimieran el alma y al ángel no le gustaba esa sensación.

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Mi Maravilloso Humano ⎾Rubckity⏌One-Shot
FanficEl ángel sintió algo en su pecho y retrocedió un poco, sorprendido por la sensación. Por lo general, Quackity siempre parecía tan brillante, alegre y feliz, hasta el punto de que hasta el ángel se olvidó que no hace mucho había sufrido grandes y dol...