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                               1. Sobre tí

Su jornada estudiantil llegaba a su fin, con cansancio tomo todos sus libros y cuadernos y los guardó mientras sus demás compañeros iban saliendo del aula. Tomando su mochila miró la hora en su celular, marcaban las 18:18. Metió el aparato en el bolsillo de su pantalón recordando las cosas que le faltaban por hacer para llegar a su casa y quería llorar por haber dejado sus cuentas y recados a última hora puesto que en este momento la idea de una siesta se le hacía tentadora.

Saliendo del salón de clases emprendió camino hacía el baño ya que le urgía lavarse la cara y sacarse un poco ese cansancio de encima. No tenía un baño cerca de su área en la universidad donde se encontraba, así que debía de atravesar el edificio donde estudiaban los de Marketing, edificio en donde estudiaba Lee Heeseung.

Heeseung no era el más popular, no era el deportista del instituto, no tenía los amigos más conocidos de la universidad y no venía de una familia con conexiones en la política o con dinero en cantidad, era un chico normal como Sunghoon... y también su crush.

Sunghoon no podía explicarlo y creía con fervor que Heeseung no tenía ni idea de su existencia y tampoco tenía idea alguna de sus preferencias, pero a pesar de no conocerlo más allá de lo superficial Sunghoon estaba totalmente pérdido por el chico con ojos color avellana y el cabello gris.

Había pasado exactamente un año desde que lo vió por primera vez en su primer año de Diseño, cuando desesperado por no orinarse encima buscaba los baños y como no encontraba ninguno hacía su área fue corriendo al edificio de al lado donde Heeseung salía de una clase divisando a Sunghoon corriendo por encontrar algún lugar para mear, hicieron contacto visual y desde el primer momento Sunghoon había quedado encantado con Heeseung. Desde entonces había usado la excusa de querer ir al baño para acceder a la instalación donde estudiaban los de Marketing, maestría y demás cosas.

Heeseung era un pensamiento constante en su cabeza aunque después de aquella primera vez donde el peligris lo había visto o por lo menos hecho contacto visual, no había otra. Hace un año se pasaba el tiempo pensando en maneras de acercarse para ser amigos o al menos observándolo desde lo lejos ya que Heeseung le parecía muy interesante; más allá de que para el pelinegro era el ser humano más hermoso que sus ojos pudieron haber visto Sunghoon sabía que era una persona amable y con carisma, también con unas asombrosas cuerdas vocales ya que lo había escuchado hace unos meses cantar en un evento de la universidad y quedó igual o peor de lo que ya estaba por él. 

Aun así convencido de que todo sería un fracaso prefirió seguir de esa manera, creyendo de que algún día el sentimiento de inquietud que sentía cuando lo veía y como su corazón latía cuando estaban demasiado cerca en los pasillos, desapareciera. Cuestión que nunca sucedió.

Sus pies se movían de forma errática atravesando uno de los tantos patios entre un edificio y otro. Mantenía sus manos que se encontraban sudorosas en los bolsillos de su campera. El tiempo comenzaba a ser más frío a estas horas del día y siempre llevaba una chaqueta consigo por prevención y además que creía haber visto en las noticias del día de hoy que mañana llovería puesto que debía de estar preparado por si bajaba la temperatura.

Abriendo la puerta del pasillo principal entró al gran edificio donde varios alumnos se encontraban charlando en grupos, recostados por los casilleros y otros tecleando cosas en su celular, la universidad estaba dividida en bloques donde cada piso correspondía a una materia en específica y sabía que los de Marketing siempre se encontraban en planta baja gracias a los enormes talleres que la universidad le proporcionaba.

 Su mirada se dirigió al inmenso pasillo escaneándolo, buscando a la persona que deseaba ver, la única que con solo observarla le quemaban las yemas de los dedos por tocarlo, su garganta se atoraba por las ganas que tenía de poder hablar con él y como su respiración se volvía más pesada gracias a su presencia.

TocarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora