Oficina

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-¿Ahora si ya me vas a explicar exactamente qué pasa contigo?- PTong llevaba más de una semana preguntando exactamente lo mismo, no había momento en que no me juzgara con la mirada cada vez que hacía algo. 

-No pasa nada, todo es igual que antes- Respondi encogiéndome de hombros, mientras seguía tomando de mi café, era una mañana un tanto lluviosa y lo último que necesitaba era a mi molesto P’ haciendo preguntas sin sentido. Centre mi atención en las pobladas calles de Bangkok mientras él solamente conduce camino a la oficina- oh cierto P’ ¿Enviaste la caja que te di ayer? 

-¿Me vas a decir que había dentro de la caja?- enarco una ceja

-No

-Entonces no te dire si la envie o no

-Eres tan infantil- rodé los ojos- de todas formas se que lo hiciste, de no ser así no preguntarias que había dentro. 

-Por cierto, ¿por qué la enviaste a la oficina de Nakunta? Creí que no teníamos tratos por hacer con ellos, sabes que si tu padre…

-Si, Sè de lo que mi padre es capaz, pero si tu no le dices nada, no tiene porque enterarse ¿verdad?- me acerque a él, tomándolo por el brazo, frotando mi mejilla en su hombro 

-No intentes ser lindo conmigo, mocoso, sabes que tu padre tiene que saberlo.

-Ooooo vamos P’ no necesitamos que papá se altere, recuerda que su corazón está enfermo y no queremos provocarle un mal sabor de boca ¿verdad? Además, no tienes que preocuparte, no es nada relacionado con los negocios. 

-¿ah no? ¿Entonces qué fue esa caja que le enviaste a Ta Nanakun?- mierda, odiaba que siguiera preguntando eso, no podía decirle, eso le daría muchas respuestas y realmente que P’Tong supiera sobre mi vida sexual no era algo que quisiera. -Sè que no me vas a responder, siempre fuiste cerrado con tus asuntos, pero debes tener cuidado de las personas con las que te relacionas, no todas son buenas y no sabes en qué momento podrían atacar. 

-Lo sè, no necesito que me des las mismas clases que me dio mi padre, tengo casi 30 y aunque no lo parezca, puedo cuidarme solo. 

-Bien “señor independiente” entonces me puedes explicar ¿Por qué no pediste ese café tú mismo? Tienes casi 30, deberías ser capaz de ordenar un caramel macchiato al menos ¿no?

-Me da ansiedad, déjame en paz, sé perfectamente que no me refería a eso.- Hice un puchero y me gire para ver por mi ventana, mientras escuchaba claramente como P’Tong soltaba una sonora carcajada. 

Necesitaba deshacerme de P’ para poder ir hasta Nakunta, necesitaba cobrar ese favor que dejamos pendiente en aquella reunión, mi cabeza no podía dejar de pensar en èl, en lo bien que se vería encima de mi, montandome o lo bien que se escucharía mi nombre saliendo de esos bonitos labios, sus gemidos uff, sus gemidos eran como música para mis oídos, los escuche una sola noche y sentía que ya era adicto a ellos. 

Y quizá P’Tong estaba en lo cierto y podría llegar a ser peligroso, porque realmente no conocía a Nakunta más allá de la vista y ahora… incluso conocía el sabor de su semen y su polla. Pero eso no era algo de lo que mi padre o P’Tong tuvieran que enterarse, me mataría en muchos problemas si ese secreto se llega a saber. Pero el peligro y yo somos dos cosas que van de la mano, siempre he dicho que me gustan los desafíos y cuando mi padre me prohibió acercarme a Nakunta, se volvió como una obsesión para mí, quería y ansiaba tenerlo, quería romper esa regla. 

𝓔𝓝𝓔𝓜𝓘𝓔𝓢 º𝓙𝓔𝓕𝓕𝓣𝓐ºDonde viven las historias. Descúbrelo ahora