Prologo.

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— ¡YoonGi!

Aquel grito tan fuerte le hizo pegar un salto y se separó rápidamente de la ventana para observar a su amigo, que tenía el ceño fruncido y varios papeles en sus manos, parecía impaciente

— ¿Por qué mierda gritas?

— Tengo 5 minutos pidiendo que me hagas caso pero solo estás cómo idiota viendo hacia la ventana, ¿Qué es lo que tanto miras? — Bufo poniéndose de pie y dejando de lado los papeles sobre su escritorio, camino hacia la ventana junto a YoonGi, quería saber que es lo que tanto veía su amigo

Yoongi en cambio sintió su cuerpo temblar ante cada paso que Nam daba, pues temía que se diera cuenta de lo que veía realmente y luego se ganará un puñetazo, en su vida sería capaz de devolverle un golpe al moreno, lo apreciaba demasiado como para tocarle un pelo a menos que fuera a juego

— Quítate, quiero ver — el alto lo empujó suavemente a un lado y se asomó a la ventana, frunció el ceño cuando solo pudo observar a su perro Monie, persiguiendo a la pequeña pelusa que era el hurón perteneciente a su hermano menor, regreso su vista al pálido y lo observó de arriba abajo antes de decir: — ¿Qué tanto ves a mi perro? ¿Eres zoofilico y no lo sabía?

Con eso se medio vuelta negando con la cabeza y chasqueando la lengua, YoonGi se pegó a la ventana rápidamente para poder ver hacia fuera, en efecto era Monie el único que estaba ahí, ahora rascando sus bolas ya que el hurón estaba entre las macetas de la señora Park

Soltó un suspiro de alivio mientras se dirigía a la silla giratoria “gamer” que tenía Nam en su habitación, se quedó pensando un rato en lo que había estado viendo momentos antes

Park Jimin

Hermano menor de Namjoon, y por tanto la persona más prohibida para YoonGi

Pero Dios, no podía evitar poner sus ojos en aquel pequeño de cabellos rubios y ojitos color miel, en sus abultadas mejillas que lucían tan suaves como todo el, en aquellos labios gruesos y abultados, rojizos y siempre tan apetitosos, en su cuerpo tan curvilíneo y aquel respingado trasero que lo había tentado más de mil veces, las piernas contorneadas, pero aún más: sus muslos gruesos y tonificados

Jimin era el chico más perfecto que YoonGi había visto en toda su maldita vida, cada que lo tenía cerca, su cuerpo era un manojo de nervios, su estómago se revolvía y su corazón latía a mil por hora, Park le gustaba tanto que no podía evitar sentirse culpable por posar sus ojos en el hermanito menor de Namjoon

Pero no le importaba que todo el mundo lo señalará por derretirse con ver al pequeño Park, de igual modo no le estaba tocando ni un pelo, a menos que fuera en sus sueños y su imaginación, pero eso no contaba, como sea, era eso, que a menos que no fuera en su mente, Min no le tocaría ni un pelo ni ahora ni nunca, por respeto a Namjoon

O al menos eso creía.


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