❏►𝐌𝐢𝐜𝐡𝐚𝐞𝐥.
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16 de abril de 1982.
Por las puertas de la famosa pizzería de Fredbear's Family Diner entró una pequeña mujer cargando unas cajas de un tono violeta pálido con lazos decorativos blancos. Esta avanzaba con leve dificultad debido a lo ligeramente pesadas que eran las cajas, pero aún así consiguió dejarlas en la mesa frente al escenario. Abrió las cajas, dejando que el delicioso aroma de los dulces y las masas acarameladas llenarán el lugar, empezando de dejar la postre recién horneado sobre los manteles y distintas bandejas.
Mientras cumplía su labor, pudo escuchar un llanto fácilmente reconocible para ella, dejando de hacer lo que hacía y alzando sus párpados, luego agacharse y mover el mantel hacía un lado. Ahí estaban dos niños que ella conocía muy bien; una de cabellos rubios de ojos esmeralda, y un niño de cabellos castaños y lindos ojos azules grisaceo.
—¿Evan? ¿Elizabeth? ¿Qué pasó? ¿Qué hacen ahí? –La mujer preguntó, con un tono suave y preocupado.
—Evan está asustado por los animatronicos…
Elizabeth jugó con sus dedos de forma nerviosa, ya que sabía que a Evan le avergonzaba un poco el hecho que la gente supiera que el hijo del creador de los “fantásticos” animatronicos les temía exageradamente de forma “irracional”. La mayor les observo y luego suspiro, metiéndose debajo de la mesa con ellos, yendo a abrazar directamente al pequeño.
—Alexandra, tu vestido.
—Shh…–’Alexandra’ calló a Evan suavemente y atrajo a Elizabeth al abrazó. Ambos sabiendo la dinámica, se aferraron a ella para calmar sus nervios y miedos.
La mujer empezó a acariciar la espalda de ambos niños, mirando hacia al frente fijamente, apesar de solo haber un mantel blanco y nada más entretenido que eso.
—¿Qué te asustó está vez? –Preguntó en un murmuró casi inaudible.
—S-Sus dientes. –Respondió el pequeño niño. —Son muy grandes, y anchos... Podrían morderme y me harán mucho daño.
Alexandra soltó un sonido de confirmación mientras pensaba en su respuesta, miró indirectamente a Elizabeth qué solamente jugaba con sus dedos, mientras que Evan solo trataba de no llorar mucho. Ella misma había visto como aquellos seres, la verdad, si eran peligrosos a su manera, pero no para los niños, sino para el personal.
Ella misma fue testigo visual del accidente en el brazo derecho del señor Afton.
—Es entendible... Pero, ¿sabes qué? Ellos no te van a hacer daño, ni morder, ni nada. –Su tono demostró seguridad.
—¿Cómo estás tan segura?...
—Porque yo misma he visto como comprueban a los animatronicos antes de abrir y después de cerrar. –Le miró con una sonrisa, era cierto, sólo... Ignoraria los detalles sobre las fallas.—Los revisan casi a diario, Evan. Debes relajarte, niño, ellos no te harán daño... Y si te hace sentir mejor, sabes que siempre estaré aquí en cada evento para resguardarte.
Ella, de forma juguetona, aprovecho de subir su mano sobre la mesa y sacar un pequeño pastelito, el cual puso frente a ambos.
—No le digan a William qué les di dulces antes del show, ¿sí? –Ambos niños asintieron con entusiasmo, empezando a comer el pastelito.
Con el pasar de los minutos, el llanto de Eva se fue calmando hasta ser casi inexistente. Cuando finalmente dejó de llorar, se sobó ambos ojos mientras se sonrojaba por lo avergonzado que se sentía por llorar como un bebé por los animatronicos.
—¿Ahora te sientes mejor?
—S-Sí, gracias, Ale…
—No es nada, ahora salgan a jugar al pelotero. Yo debo seguir trabajando.
Elizabeth siendo la extrovertida energética entre el dúo de hermanos, salió corriendo con mucha emoción hacia el pelotero, agarrando a Evan de la mano y llevándoselo casi arrastrándolo. La mujer solo pudo reír levemente mientras salía de debajo de la mesa y se levantaba, sacudiendose el polvo de sus pantalones acampanado para así seguir acomodando los pasteles.
Siguió su trabajo de forma tranquila y concentrada, claro, hasta que una voz que se dirigió a ella de forma molesta la sacó de sus pensamientos.
—¿Quién diablos se supone que eres tú?
“Sólo ignóralo”. Se mentalizo, siguiendo tranquilamente con su trabajo.
No pasó mucho para que tuviera que oír nuevamente aquella voz, esta vez en un tono fastidioso y molesto.
—Hey, te estoy hablando. ¿Estás sorda acaso?
La había agarrado del hombro, haciendo que ella se diera la vuelta para mirarlo directamente con molestia, reconociendolo fácilmente como el hijo mayor de su jefe, adolescente problemático, bully y a su vez compañero de escuela; Michael Afton, quien alejó su mano al instante mientras se quedaba mudo y con los ojos levementes abiertos.
Michael de forma interna podría jurar que veía un ángel, ya que enfrente suyo había una chica de bello cabello castaño oscuro y ondulado, muy brilloso y que según podía deducir suave. Un rostro perfecto en su opinión, labios ni delgados ni muy gruesos, el punto medio perfecto, una nariz pequeña y respingada, tenía algunas pecas. Ojos almendrados con aquella mirada inocente de ciervo, pestañas largas encrespadas y lo que más le fascinó; sus ojos eran de un color raro y exotico, eran rosados, de un rosado fuerte. Y a pesar de que estos demostraron una leve molestia, se notaba la genuina y natural amabilidad reflejada en estos.
—¿Sí?
—Yo… Lo siento… No sabía, no sé, digo, yo- agh, solo, perdón por tratarla así, señorita…
Como pudo el castaño de lindos ojos azules se disculpó (cosa que no estaba acostumbrado a hacer), haciendo que la mujer levantará levemente una ceja antes de encogerse de hombros y darse la vuelta con total indiferencia, ordenando las cajas una sobre otra.
—Está bien... Mientras no vuelvas a faltarme el respeto, Michael.
—Sí, lo siento, y gracias. Yo… –Él se quedó pensativo viendo como ella simplemente se retiraba sin nada más que decir, cargando las mismas cajas violetas. La observó confundido. —...¿Cómo sabes mi nombre?
—Somos compañeros de clase desde este año, Michael. –La voz de Alexandra salio con un claro tono de obviedad, y bueno, también en su rostro. Mirándolo con una ceja alzada y bajando los párpados.
El silencio incómodo reino en el lugar, mientras Alexandra pensaba en los nuevos postres que tendria que empezar a cocinar para cuando llegara a casa, Michael simplemente se insultaba en su cabeza por ser tan idiota y desapercibido por no darse cuenta que aquella chica que lo había dejado tan loquito estaba en su salón.
Ella empezó a caminar a la salida.—En fin, nos vemos, Michael.
—¿Ah? ¡Sí! ¡Nos vemos…! Eh…
Se golpeó mentalmente la cara por haberse quedado trabado y tenso sin saber que hacer (o sin hacer nada más bien). Ni siquiera le había preguntado cual era su nombre, lo cuál le dolía aún más en su orgullo porque ella parecía conocerlo y saber de él, mientas que él no.

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𝐁𝐄𝐇𝐈𝐍𝐃 𝐎𝐅 𝐇𝐈𝐌 | 𝐌𝐢𝐜𝐡𝐚𝐞𝐥 𝐀𝐟𝐭𝐨𝐧 | 𝐅𝐍𝐀𝐅 𝐀𝐔
FanfictionNadie, absolutamente nadie, se salva del infierno que conlleva convivir con alguien de la familia Afton. La sangre los mancho a ambos, ambos, siendo las víctimas. ════ ∘◦♡◦∘ ════ Cómo en todos mis libros, todos se ubican en mi...