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Charlotte había esperado a su príncipe desde que era una niña pequeña.
Creyó que lo había encontrado a los 17 años, cuando Naveen llegó a Nueva Orleans, pero ese no era su príncipe azul, era el príncipe de Tiana. Y no malinterpreten, ella está demasiado feliz por ambos, los ha visto juntos y le encantan, son como un cuento.

Pero ahora, con 27 años, ya no espera un príncipe. Lo ha dejado atrás.
O eso dice, porque ha tenido tantos pretendientes apuestos y ricos, pero ninguno le ha convencido lo suficiente para querer casarse.
Se regañaba mentalmente por en el fondo seguir queriendo que sea un príncipe quien la despose, pero no puede evitarlo, fue su sueño de toda la vida.

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— Señorita, Lottie, el príncipe Ralphie está aquí.

Ah, por supuesto, el hermano pequeño de Naveen. El chico se tomó muy en serio el comentario que ella hizo años atrás. ¡Pero si era un chiste! Lottie no entiende como el pequeño adolescente aún recuerda eso.

Terminó de retocar su maquillaje y salió rumbo a la sala principal, dónde el apuesto joven la esperaba.

— ¡Lottie! Es un placer para mí volver a verte, he venido a pasar unas vacaciones con mi querido hermano y pensé en pasar a saludarte primero.—Dijo el joven con una sonrisa.— Te invito a cenar.

Quiso reírse, le agradaba mucho Ralphie, era un príncipe después de todo, pero no podía aceptar un cortejo por parte del chico, ¡Era un niño! Y ella ya estaba entrando a los 30.
Le había dejado claro un millón de veces que no podía seguir intentando una cita con ella, pero él se empeñaba en venir a la verla dos veces por año (con esta tres), e invitarla a pasar con él, para posteriormente declarar sus sentimientos una vez más.

— Ralphie, cariño, deberías ir primero con tu familia, apuesto que te esperan ansiosamente.

— Tal vez, pero te he extrañado mucho. Te niegas a responder mis cartas, si lo hicieras al menos una vez, yo no estaría tan ansioso por verte.

Ralphie se acercó a Lottie y beso delicadamente su mano.

— No puedo esperar a tener 18 años y que por fin aceptes ser mi princesa. ¡Bueno! Entiendes que lo eres, ¿verdad? pero me refiero a que por fin seas mi esposa y formalmente mi princesa.

Charlotte no pudo evitar reír, era tan tierno.

— Está bien, vayamos a almorzar, así le dirás a tu hermano y tu cuñada que ya estás aquí.

Un príncipe para Lottie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora