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Un suspiro helado empaña la pequeña pantalla saturada, la fría sopa de letras sobre la pequeña mesa de noche trabajando arduamente como la única luz del lugar que no ha tenido movimiento alguno en los últimos minutos de silencio de la pequeña habitación cerrada, casi tan fría como la nevada al otro lado de la ventana empapando los cristales empolvados por dentro luego del escaso cuidado de la única persona en el hogar... un pequeño fantasma solitario en fin de semana, incapaz de emitir sonido cuando las frases en su memoria yacían casi nulas al momento de recordar.
La falta de ideas era tortuosa, un dolor torpe de cabeza que llegaba al hombre de gran masa taladrando su mente mientras la hora en su reloj de pared daba la señal de abandono para su único trabajo tan sumamente complicado e incomprendido por la sociedad... ser un escritor de novelas románticas hoy en día era casi para el mismo un cliché, una aburrida carga de metáforas y poesía extraídas desde un gramo perdido en su corazón, nada equivalentes a su extraña mentalidad nefasta, su mal humor incontenible y acción inexplicable que llegaban en tinta negra como el amor tan dulce sumamente detallado en sus hojas blancas que cualquiera diría, resultaba parecer escaso en sinceridad absoluta desde su persona.
Chris Redfield siempre fue un solitario, desde que su memoria abarcaba terreno los recuerdos reflejaban una imagen del mismo por el mundo, vagando de un lado a otro en compañía de su imaginación, su pequeña laptop de mano y un buen café amargo por la mañana que relajará la tensión en su cuerpo a cada momento de su vida laboral, desde los 18, desde el momento en el que su familia lo había abandonado y el resto de su sangre, hablando de su única hermana, vivía una vida de lo más normal que para el no daba la gracia suficiente que diera inspiración a su aburrida vida de artista en un rincón...
Era un simple hombre viviendo el sueño de toda una vida, su sueño de plasmar sentimientos sobre papel y dejarlos salir al mundo exterior en busca de comprensión, en busca de cualquier lugar donde alguien pudiese enterarse de su abrumador sentir y identificarse con aquel nudo de garganta que entre gritos aclamaba socorro y auxilio, ambos escondidos tras rimas amorosas que solo cubrían con rosas el dolor de su alma...
Oh pobre alma...desbordandose página tras página en un río de cursilerias amargas, jamas las suficientes para saciar su apetito de amor real...
-vamos Redfield! No puedes negarte, no hoy, habíamos llegado a un trato, ¿recuerdas?- la voz detrás de el teléfono interrumpe su leve lapso de paz en un grito, llevándolo a dudar en silencio sobre su inconsciente acción al responder el teléfono estando ocupado... estaba seguro de dejar claras las cosas ente sus hallazgos de conocidos cada que se robaban una platica entera en la que terminaba metido, algunas de ellas al parecer, se negaban en comprenderlo difícilmente por completo -no recuerdo haber llenado un trato contigo, el alcohol esta afectandote en la cabeza-
-para nada, ¿recuerdas aquellos cupos de los que te he hablado antes?-
-si, lo recuerdo-
-bueno amigo, tengo una buena mesa para ti, y créeme, no quieres perderte esto-
los cansados ojos casi tan negros como las notables ojeras adornandolos dan un giro de pupilas reflejando abrumacion, solía restar atención a los demás seres a su alrededor si sus intensiones solían ser muy obvias, las personas predecibles eran su mayor desagrado en el mundo y aunque algunas amistades se conservaban... ninguna de ellas parecía comprender el mundo a su alrededor en el más mínimo aspecto en su persona; uno de ellos como ejemplo, era aquel hombre moreno detrás del teléfono tan insistente como la terquedad misma, colmando poco a poco su paciencia mientras el desespero acumulado en su cuerpo actúa en libre albedrío, separando su cuerpo de aquella silla de habitación con un nuevo récord de tiempo acumulado que sacó un quejido molesto de sus labios
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《♡One Night Coffee♡》CHREON -Mei_Dei
FanfictionUn aclamado escritor nocturno recita poemas bajo la luz de un simple monitor, compañero de su soledad, el frío aire de el acondicionamiento y la mente tan sola, como un campo de bello trigo brillante en el invierno de un diciembre tan helado... El t...