Un aclamado escritor nocturno recita poemas bajo la luz de un simple monitor, compañero de su soledad, el frío aire de el acondicionamiento y la mente tan sola, como un campo de bello trigo brillante en el invierno de un diciembre tan helado... El trabajo apenas permite un poco de tiempo a solas en su agenda, tiempo en el que las ideas detienen su trayecto y el final de aquel libro en sus manos yace inconcluso desde casa hasta su pequeño escritorio en medio de la nada, en un paisaje de papeleo junto a su único compañero laboral... ¿Que puede hacer un simple escritor sin ideas en un mundo tan gris? quizá las luces de aquel club a mitad de el reloj emanen la idea brillante que tanto necesita, en buena síntonia y un café caliente de una inesperada noche en compañía...