Cap.5

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Cuando el orgullo se alzó.

......

Muchos creen que los arzobispos son seres invencibles.

Seres de inconmensurable poder y de gran maldad, todos unidos al culto de la bruja de la envidia "satella".

Nadie pudo refutar eso.

PeNadiese lo sorpresivo de la narración tercera, entendían mucho lo que decía.

Ellos gracias a ese poder conocido como "autoridad" eran seres que podían trascender protecciones divinas, incluso el propio Reinhard se lo pensaría antes de intentar asediar contra alguno de ellos.

Pero aunque esto fuera así, había algo en lo que no estaban de acuerdo.

La parte de ser invencibles fue demostrado de una falsedad por su fiel amigo/Caballero de pelo negro dormido, Subaru Natsuki.

Derrotó al perezoso y fue la llave para subyugacion de la ballena blanca.

Claro, el era alguien no tan normal más por su poder pero también su mente fue la parte fundamental de que esto funcionará.

Sabían que estos eran posibles de ser vencidos.

Con esfuerzo y muchas dificultades, pero era así.

Pero eso no le quitaba duda a muchos de porque estaba diciendo lo que ellos ya era concientes.

Aunque algunos llegaron a pensar que algo más tenía que implicar dichas palabras.

No podía ser simplemente algo dicho solo por qué si.

Para poder derrotar un monstruo se necesita un monstruo aún mayor, o para este caso.

Se necesitaría de otro arzobispo para matar un arzobispo.

Y eso era lo que estaba pasando.

Pues ahora uno de estos arzobispos "invencibles" estaba en el suelo, toda su base de su organización criminal caída a pesados.

Su poder en el Inframundo fue subyugado y absorbida por la muy reciente organización de las "pleyades".

"Cuando te tenga en mis manos... Maldita bolsa de carne".

Ese pensamiento no era de nadie menos que Capella, el arzobispo de la lujuria.

Nuevamente ojos fueron abiertos.

¿Esa era lujuria?.

Pese su estado lamentable podían notar algo que fue algo extraño, pero más perturbador para cierta niña candidata a reina.

Es como una versión malvada de mi...

Ella susurro por lo bajo, su caballero pareciendo que quería decir algo, las palabras casi abriéndose paso por su boca pero siendo retenidas por su sentido común.

No creo que sea bueno comentarle ese dato.

No ahora.

Descartó rápido esa divagacion solo para centrarse en lo que ahora era mostrado a el.

De hecho, todos se quedaron pensando en como alguien presumía de ser de los arzobispos más fuertes estaba tan destrozado.

Con llamas que no parecían extinguirse en su estómago, su escasa ropa triturada, su pelo chamuscado, su único ojo carmesí pareciendo arder en ira, pero no pudiendo siquiera moverse.

Re Zero WHDDA PrideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora