Después de años recibiendo educación en casa, Yuna vuelve a pisar la secundaria para cursar su último año de estudios, sin embargo, las cosas no iban a ir como ella lo esperaba, pues aquella mirada oscura y penetrante la iba a perseguir nuevamente...
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YUNA POV_
─ ¡Yuna es una bebé llorona!
─ ¿Por qué no te ríes Yuna? ¡No ves que es divertido!
─ ¡Yuna es una bebé llorona! ¡Yuna es una bebé llorona! ¡Yuna es una bebé llorona!
Todos reían, me apuntaban y tiraban de mis cabellos rebajándome aún más en mi propia banca. Era como si estuviera sentada en un agujero sin fin, donde todos entraban conmigo y me perseguían con la única intención de verme sufrir.
Y de solo pensar que eran solo unos niños los que me trataban con cinismo, me causaban más escalofríos.
En un momento mientras corría a través de ese oscuro pasillo, huyendo de las insoportables risas, sentí como tomaban mi antebrazo haciéndome parar de inmediato y congelándome al instante, sin poder decir nada y solo viendo frente mío.
─ Yuna, ya es hora... Yuna ya es hora... ¿No me escuchas? ¡Ya es hora! ─ La voz era fina y suave, pero a medida que repetía cada frase está se hacía cada vez más agresiva y profunda.
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De pronto, abrí mis ojos nada más para encontrarme con la fuerte luz de mañana aquel lunes.
─ ¡Yuna ya despierta, es hora de alistarte para tu primer día de clases! ─ Y con sólo escuchar la voz de mi madre avisándome, pude saber a qué se refería la gruesa voz de mi sueño.
Desde el incidente que sufrí en séptimo grado, mi madre habría retirado la matrícula de la institución y optado por darme educación privada en casa; contratando tutores personales o enseñándome por su propia cuenta todo lo que me quedaba hasta mi último año. Claro, le fue un poco difícil conseguir la aprobación del ministerio, pero al final lo consiguió. Fui registrada como una "alumna independiente" y mis notas eran subidas gracias a los profesores privados, todavía me es difícil creer que eso era posible.
Lamentablemente debía culminar ciclo estudiantil en último año a través de clases presenciales en una institución real, con profesores, compañeros y un salón de clases. Uno de mis mayores temores.
Sin embargo, a lo largo de estos años sin asistir nuevamente a una escuela, comencé también mi lucha por querer olvidar mi tormentoso pasado y a quienes hicieron de él un infierno. Vencer mis traumar y la asfixia que me causaba estar rodeada de tanta gente, sentir todas las miradas y los dedos apuntándome por cualquier error eran solo de los pocos miedos que amenazaban con atacar una vez ponga los pies en la entrada de la institución.
Esta mañana estaba dispuesta a vencer mi temor y superar mis expectativas, sin importar los obstáculos que vengan junto a estos.
─ ¡dame 10 minutos y bajo mamá! ─ le avisé y tomé la iniciativa de salir de una vez de mi cama.