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La noche era tranquila, a esas horas normalmente nadie pasaba por esas solitarias calles, se podía escuchar claramente el cantar de los grillos, uno que otro perro ladrando, el viento incluso no estaba haciendo tanto acto de presencia, a causa de esto el movimiento de los frondosos árboles era lento.

Las personas viviendo en ese lugar eran descritos por ricos y elegantes, pero eso no impedía que Jungkook llegara a altas horas de la madrugada con su ruidosa Harley Davidson Iron 883. Su fachada de chico rudo podría intimidar a cualquiera, por esa razón nadie se metía con él. El hombre tenía piel pálida, rostro perfecto e imperturbable, con mirada fría y calculadora, el cabello de color negro como la noche caía de manera perfecta sobre su frente, sus brazos estaban llenos de tatuajes los cuales su novio encantaba besar, vestía chaquetas de cuero y pantalones rasgados, parecía ser sacado de uno de esos programas de moteros.

A todos le provocaba miedo, a todos menos a su bonito novio que vivía en ese lado de la ciudad. Su novio era todo lo contrario a él, sonriente y amable con todos, su cabello rosa le daba un toque infantil a sus vestimentas, a Jimin le encantaba bailar coreografías de chicas, tomarse fotografías y hacer aegyo.

Nadie se explicaba cómo alguien tan tierno como él estaba con un amargado como Jeon Jungkook. Pero ellos se complementaban bien, porque para Jimin no había ser más dulce que su novio y para Jungkook no había ser más perfecto que Park Jimin.

Estoy afuera príncipe, date prisa, antes de que tu padre salga a correrme como la última vez. – Jungkook solo escuchó por el móvil una pequeña risa y la confirmación de que su novio saldría pronto.

Jungkook sonrió cuando vio encenderse la luz de la habitación de Jimin. Odiaba cuando su novio tenía que escapar de casa para poder verse pero no tenían opción, sus padres obviamente no querían que su hijo estuviera con una persona con ''aspecto de delincuente, sin futuro, que no pudiera ofrecerle nada al pequeño Jimin''. Nunca le habían dado la oportunidad de decir que él podría hasta vender su alma para hacerlo feliz.

Vio por la ventana salir a su pequeño ángel, llevaba unos pantalones ajustados que marcaban sus perfectos muslos, una polera blanca y una chaqueta de cuero negra que combinaba con la de él. A su novio le encantaba combinar ropa de pareja así que ese fue un regalo especial por su aniversario.

Cuando Jimin estaba afuera, cerró la ventana y volteó a verlo con una sonrisa y le hizo un gesto con la mano saludándolo, demasiado tierno, pensó Jungkook. Jimin empezaba a caminar hacia él, pero su sonrisa pronto fue borrada cuando la puerta de la casa de los Park se abrió.

– ¡Otra vez tú, maldito imbécil! ¡Jimin vuelve acá! – La voz de su suegro era histérica, tenía ganas de burlarse pues era muy viejo para usar pijamas con dibujos infantiles, además, ¿Qué pensaba hacer con una escoba? – ¡Te he dicho que dejes en paz a mi hijo, delincuente!

Jimin subió rápidamente a la moto y Jungkook simplemente arrancó no sin antes darle su casco, sonriéndole de manera burlona a su suegro histérico que se acercaba a ellos, que no podía hacer más que gritar palabrerías al ver como el chico de tatuajes se llevaba quien sabe a dónde a su inocente hijo.

–Me va a matar cuando regrese.– lo escuchó decir– pero vale completamente la pena. – Un beso en su mejilla fue suficiente para sacarle las preocupaciones de su cabeza. Jimin era una persona demasiado pura y a veces sentía que solamente lo pervertía.

–Ponte el casco Jimin. Y agárrate fuerte. – Aceleró cuando el agarre en su cintura se apretó más y la cabeza de su novio se recostó en su espalda.

El fresco aire le llegó al rostro, Jungkook no tenía dudas de que su lugar favorito era ese, en su moto con su novio en la carretera. Sentir la presencia de Jimin lo llenaba de calma, de paz, simplemente no podía explicarlo.

Rebel Love » [O.S Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora