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Sunoo regresó a la cafetería por más de sus dulces favoritos. Sí, por los dulces únicamente.

También pensó en pagarle a Sunghoon el chocolate caliente que le invitó el otro día, pero se gastó el dinero en la cafetería de la universidad esa mañana. Así que para no ir con las manos vacías, Sunoo llevó una rana de chocolate que guardó en su mochila hacía al menos dos días. Era lo único que tenía.

Se sentó a la mesa que le asignaron y luego de dejar su mochila sobre la silla a su derecha buscó a Sunghoon con la mirada. No estaba en el mostrador, tampoco estaba atendiendo a otros clientes.

Tal vez Sunoo había llegado demasiado temprano.

Eran las doce del día. Solo tuvo tres clases (el miércoles era el día de la semana más ligero). Se sentía casi como un fin de semana para él.

Tal vez esté en la universidad, o en la secundaria... ni siquiera sé su edad, pensó.

Un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en la posibilidad de que el barista fuera menor que él. Era espeluznante.

—¡Este lugar es tan lindo! —dijo Haerin de pronto.

—Realmente lo es.

Haerin era su compañera de clases, una chica con el cabello más liso que Sunoo haya visto jamás; era igual de alta que él y tenía ojos oscuros y grandes. No eran los mejores amigos, pero Haerin fue muy amable con él desde siempre. A menudo charlaban en el salón de clases o durante el almuerzo.

Mediante vagas descripciones ella le ayudó a localizar el lugar pues Sunoo no vio ni el nombre del local (qué sorpresa). Ahora ya sabía que la cafetería tenía el nombre de "Bloom Coffee".

Desde que Jongseong se fue a Estados Unidos, Haerin era la única persona con la que Sunoo hacía sus trabajos en equipo.

Sunoo no tenía amigos más allá de Jongseong, Seungyoun, Sungwoo y Daniel, quienes no estudiaban en la misma universidad que él. Los veía muy poco, ninguno tenía tiempo para salir pues al igual que él, se mantenían consumidos por sus carreras. La vida de adulto no era fácil. Antes jugaba todo el día con sus amigos, descubría lugares nuevos cada día. Quién diría que al crecer todo sería diferente.

Siguió buscando al muchacho de cabello castaño. Pero comenzó a notar otras cosas que hace unos días no había notado de la cafetería. En una esquina había una mesita con un teléfono antiguo de color rosa, al otro lado se encontraba una escalera de caracol del mismo color. Sunoo se sintió estúpido por no darse cuenta antes de ello siendo que era grande y fácil de ver.

Alrededor del lugar había pequeños detalles de color rosa y amarillo: como peluches y otros objetos antiguos. Todo parecía sacado de Instagram.

Sunghoon apareció al cabo de unos minutos. Extrañamente, Sunoo notó su presencia al reconocer su voz en la sala. Miró discretamente al barista. Tenía el cabello suelto y húmedo, su fleco caía sobre su frente, por lo que con su mano intentaba peinarlo hacia atrás, pero seguían escapándose algunos mechones.

—¿Qué es lo que ves? —la chica miró al mismo lugar con curiosidad.

—Los postres, se ven buenos —respondió al instante.

También el barista.

—¡Oh! Pediré uno.

Sunoo puchereó cuando Sunghoon no se movió del mostrador. Al parecer se quedaba ahí. No lo notó siquiera, estaba muy concentrado tomando órdenes y preparando bebidas.

De todos modos, ¿por qué lo notaría?

Después de ver el menú Haerin pidió un panini de pizza y un pedazo de pastel de chocolate. "¿Puedo pedir el pastel con chocolate extra?", había preguntado. Estaba obsesionada con los chocolates.

Haerin también ordenó un panini para Sunoo, ella no quería que se quedara sin comer.

Sin darse cuenta se quedaron un largo rato conversando, incluso tardaron en terminar sus comidas por lo mismo.

Sunoo le pidió a su madre que pasara a buscarlo cuando ella le escribió preguntando por su paradero, entonces se prepararon para abandonar el lugar. Para pasar el tiempo mientras Haerin iba al baño, sacó una pluma de su mochila y escribió en una servilleta lo que quería decirle a Sunghoon.

"¿Cómo estás?"

Remarcó las palabras una y otra vez, y luego las repitió debajo, llenando la servilleta con la misma frase.

Cuando fueron a pagar Sunghoon estaba preparando unas bebidas, pero notó a Sunoo y le sonrió.

—Disculpa.

A Sunoo le dio vergüenza al llamar al otro chico cuando obtuvo también la atención de la cajera de sonrisa encantadora frente a ellos. Haerin se había enterado de Sunghoon mientras comían, así que lo miraba expectante.

—Sunghoon-ssi... Le traje algo como agradecimiento por el chocolate caliente, ya sabe —su voz tembló, como cuando exponía frente a sus compañeros de clase.

Sunghoon entrecerró los ojos al sonreír ampliamente. Dejó de preparar la bebida de arcoíris y tomó el chocolate que Sunoo le ofreció.

—Gracias.

Sunoo suspiró aliviado. Sabía que sus mejillas estaban enrojecidas pues sentía el calor en el rostro, pero poco le importó. Ahora estaba feliz, porque Sunghoon le había sonreído.

—¡Esperamos que regresen pronto!

Hot chocolate and puppies ⋆ SungSunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora