Capítulo 3

166 18 1
                                    

Ya era viernes por la noche y estaba completamente feliz, ¿Quién no se alegraría por un viernes? En toda la semana sentí que podía morir de cansancio. Mi jefe había llamado para avisarnos que hoy no viniéramos al trabajo por no sé qué motivo. Entonces ahí me encontraba, recostada en el sillón junto con mi bowl de helado mirando una de mis películas favoritas "Piratas del Caribe". Amaba los días así y mi humor no iba a ser cambiado por nada en el mundo.

-¿Qué se supone que haces?- Saqué la vista del televisor por unos segundos y miré a Emma que estaba con una hermosa blusa, una corta pollera y tacones

-¿No es obvio?- Contesté observando nuevamente el televisor.

-¿Piensas quedarte así toda la noche?- Yo solo asentí. Ella rodó los ojos y se dirigió hacia su habitación mientras cruzaba los brazos.

Pausé un momento la película y me levanté del sillón. Me encaminé a la habitación de  Emma donde la encontré maquillándose frente su espejo.

-¿A dónde vas vestida así? ¿Vas a salir?

-Corrección Ana, VAMOS a salir- Arqueé una ceja confundida.

-¿Qué? ¿De qué hablas?

-Somos nuevas aquí, necesitamos salir y conocer a más gente. Además recuerda que tenemos que...

Me retiré de la habitación y deje de escucharla. No me importaba ni lo más mínimo de lo que hablara, solo quería estar tranquila una noche ¿Tanto pedía? Desde que habíamos llegado Emma me repetía siempre lo mismo, y como siempre yo la ignoraba. El hecho de salir a fiestas no era para nada de mi agrado. Esa podrá ser la razón de porque Emma me obligaba a salir, porque si seguía así probablemente quedaría como una fea y obesa mujer de veintidós años sin vida social.

-¡No me ignores Ana!- Gritó desde su habitación. Negué con la cabeza mientras volvía al sillón y reanudaba la película.

 -¡Basta Emma, no lograrás convencerme!

.......

-Estúpida Emma- Murmuré mientras le daba un largo trago a mi vodka.

 En este mismo momento me encontraba en un bar que ni sabía que existía en la ciudad. Los gritos de felicidad, la música a todo volumen, el fuerte olor a cigarrillo y marihuana llenaban el ambiente. Todos parecían estar divirtiéndose esta noche, sin reglas ni control.

Furiosa y cansada, me tambaleé por el bar completamente sola. No tenía a nadie acompañándome, me sentía vacía y tonta. Me apoyé contra una columna e incliné la cabeza, observando a mí alrededor.  Emma se encontraba junto a un rubio-mal teñido- bailando descontroladamente. Llevaban así aproximadamente una hora, y yo no iba a aguantar mucho tiempo más. Sin pensarlo demasiado, me acerqué a ellos y al cabo de unos segundos-cuando notaron mi presencia-  levantaron la vista y me observaron.

-Lamento interrumpir-Dije mientras me aclaraba la garganta- , pero ya es tarde y quiero volver a casa.

Emma arqueó una ceja y soltó una carcajada. La fulminé con la mirada y dejo de hacerlo.

-Acabamos de llegar.

-Eso dijiste hace tres horas.

-Quince minutos más- Rodeé los ojos y levanté los brazos en señal de rendición. El rubio soltó una carcajada y me retiré de la multitud cruzada de brazos.

No pensaba quedarme toda la noche esperando a Emma. Odiaba cuando se comportaba de esa forma y ya terminé por cansarme. Me encaminé a la salida de aquel desconocido bar. Emma podía volver sola o con el rubio, pero yo me voy de aquí ahora.

Estaba a punto de ser libre e irme, hasta que la figura de un imbécil obstruyó mi vista.

-Estas impidiendo mi paso.

-Ya lo sé- Dijo tranquilamente.

-¿Y te piensas correr?

-No hasta que me pidas perdón.

¿Qué?  ¿De qué se supone que está hablando?

Me acerqué más a aquel hombre para poder observarlo mejor. Quedé boquiabierta al reconocerlo, no podía ser el.

-¿Pensaste que no te iba a reconocer?- Preguntó soltando una carcajada.

Aquel hombre era el mismo pelirrojo de la foto, el mismo de la banda, el mismo al que le había chocado el auto.

-Solo pensé que no me habías visto.

-Si lo hice, y estoy esperando tus disculpas.

Di dos pasos atrás y junté las cejas.

-No pienso hacerlo- Le contesté poniendo los brazos en mi cintura- Te pagaré el arreglo del auto, pero no voy a pedirte perdón.

Si, era demasiado orgullosa.

 Su rostro se tornó serio y se quedó mirándome por un largo tiempo sin decir nada, luego inclinó su cabeza.

-Tendrás que disculparte tarde o temprano, cariño.

¿Qué me dijo?

-Mi nombre es Ana, no me digas cariño- Contesté molesta.

-Está bien, cariño- contestó con una molesta sonrisa.

-Yo me voy de aquí- Dije mientras me dirigía nuevamente a la barra.

-No creo que sea tan fácil deshacerte de mí, mi amigo no se alejó ni un segundo de tu amiguita- Escuché que gritó desde lo lejos.

Maldición.

The Nightmare - Axl Rose (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora