Había una vez un perro que era muy rico siempre tenía las mejores comidas, un día vio a un gato callejero, desparpajado que tenía mucha hambre; pero eso a el no le importaba igual no le gustaba compartir nada de lo que tenía.
A pesar de que eran tan distintos se hicieron amigos, el perro no hacia otra cosa que presumir sus grandes banquetes delante del gato y este se sentía muy infeliz de no tener nada que comer tan solo los pequeños ratoncitos que encontraba en su camino.
Un día el gato fue adoptado por una señora millonaria que lo llevó a vivir con ella en su mansión, el gato se puso muy contento; el perro sintió envidia pues ya no tendría a quien presumirle su comida.
Un día el gato que no era rencoroso fue a visitar al perro y le llevó un plato muy rico de comida, el perro le preguntó -¿por qué me das comida a mí si yo he sido egoísta contigo? El gato le respondió: -Porque hay que compartir.
El perro entendió el valor que tiene la amistad y el compartir y desde ese mismo instante el perro y el Gato se convirtieron en los mejores amigos.
Moraleja:
Debemos dejar de ser presumidos y compartir con los demás.
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El Perro y el gato
Short StoryEsta fábula nos enseña que el valor de compartir con los demás tiene su recompensa