Até à vista [Cellboier]

De paso

Hey! Esto es una adaptación de otro de mis libros, por si gustan leer el original se llama "pasajero".

—Capítulo único -

El alma para amar ha sido creada, mas se complace en cosas pasajeras, cuando por los placeres es llamada.

Dante Alighieri—

Fue una noche cálida y hermosa, de esas donde el sol aún se aprecia como se aleja del cielo, escondiéndose entre las montañas y donde la brillante, y pura luna alumbra las nubes, los astros se miraron con ardor dando un ambiente tan cálido y relajante a los humanos, y a algunos monstruos.

El olor de diferentes aromas inunda el lugar, el ardor de la fogata era intenso, así como los sonidos de los instrumentos, el mar venía y se marchaba yendo a un compás tranquilo, el tiempo parecía ir bien pues por esa noche los aldeanos organizaron una fiesta en nombre de Quackity, muchos asistieron al gran espectáculo en la playa de la isla sólo para felicitar con gracia al pequeño híbrido de pato.

—¿Aún sigues en eso, viejo? -

Maximus dejó de bailar y su extraña sonrisa de pervertido desapareció, las mujeres que se encontraban rodeándolo se alejaron un poco asustadas por el aura de depresión que recorrió al hombre.

—Roier, mocoso insolente ¡deja a este viejo divertirse! Ve a burlarte de alguien más - él dio con cuidado un pequeño masaje a su mandíbula y volvió a su habitual ánimo, por otro lado, el de cabellos castaños negó con diversión viendo como Maximus intentaba ganar ese juego, el limbo definitivamente no era para ancianos.

Roier se vio incapaz de seguir molestando al único hombre que la mayoría del tiempo le seguía el juego, estaba bastante aburrido y eso ya era extraño, normalmente en alguna fiesta o festividad era el primero en divertirse, vamos, ¡debería estar bailando con unas lindas alfas! Pero no, está sentado comiendo una manzana mientras escucha la música y ve como su entorno se vuelve más intenso por el olor a sexo y alcohol.

Arrugó la nariz y se dejó caer, su ánimo estaba algo afectado por la preocupación de que en algunos días su celo llegará, durante cinco días tendrá que encerrarse en algún lugar para evitar matar a alfas que querrán sobre pasarse con él.

¡Diablos! Era un jodido Dios de la pelea o al menos eso piensa, ¿por qué tiene que esconderse de esos cabrones?

Roier no se considera mal luchador, es bastante fuerte, pero evitaba pelear por sencillas razones... Prefería pasar la vida sin preocupaciones, por supuesto, el celo era una muy jodida preocupación que involucraba la violencia y a pesar de ser conocido como el chico coqueto de la isla prefería dormir y bailar que estar en una relación, aunque construir una familia tampoco sonaba mal.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por un aroma picante como el fuego y embriagador como el licor, sus ojos curiosos buscaron entre los que danzaban en la arena hasta las personas de alrededor, entre tanto olor de betas y omegas logró encontrarse con unos orbes dorados ligeramente brillantes, llenos de lujuria, aquellos le observan con intensidad ocasionado que una corriente de adrenalina agobiante recorriera su cuerpo con fuerza.