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Sonaría extraño que lo primero que vieron mis ojos fueron aquellos orbes azul brillante y cabellos amarillos, junto a aquella melena de color rojo y ojos brillantes, eran dos. Un hombre y una mujer, ambos tomados de las manos, mirándome fijamente, cuidando mis movimientos, como si en algún momento fuese a atacarlos.
«Tsk, ya quisieran».
─¿Cómo te sientes? ─pregunto la mujer de cabello rojo, sus ojos lucían ligeramente preocupados.
No respondí.
─¿Puedes entender nos? ─pregunto ahora el hombre, su voz era... ¿Tranquila?.
Igual no respondí, en cambio me senté en la mitad de la camilla dónde estaba anteriormente acostado, recargando mi espalda en la pared detrás de mi, observando los a los dos en silencio. Mis ojos escaneando todo de ellos, notando cómo se tensaban al ver que no respondía y en cambio solo los mirada. Una sonrisa se poso en mis labios al notar como palidecian un poco, sus rostros volviéndose más blancos de la lo que ya son.
─... Mapache ─murmuré luego de unos segundos en silencio, mi voz era ronca y rota, deshidratada.
─¿Cómo perdón?
─Me llamo Mapache ⚊repetí, sentía como mi garganta ardía y al hablar raspaba mis cuerdas vocales.
─Ah, que nombre tan... Mas inusual ─musito el hombre acercándose lentamente a mi, levantando su mano un poco.
Mire su mano, era meh...
─¿Dónde estoy? ─pregunte mirándolo fijamente, alejandome un poco.
Me dan ñañaras, no se dónde ha estado su mano.
─En Konohoa ─respondió la mujer.
─¿Que?
─Estas en la Aldea Oculta entre las hojas ─dijo el hombre mirándome, otra vez─ ¿De dónde eres? ─pregunto analizando mi figura.
Lo pensé unos segundos, no sabía la respuesta. Quiero decir, recuerdo mi nombre y mi edad actual, pero, no se realmente de dónde vengo. Es más, ni siquiera sé cómo putas estoy aquí!!. Osea, ¿Que pedo conmigo?.
