SACRIFICE TO THE DEVIL

CAP 34

Capítulo 34: Probablemente le gustó mucho Ying Chen en su última vida.

En la fiesta de celebración, Wen Yu nunca ha estado tan ansioso por irse a casa.

Después de que terminó, agradeció seriamente a cada uno de los ancianos y rechazó la invitación de Xu Cheng para cantar. Apresuradamente paró un auto en el borde de la carretera para irse a casa.

Para no retrasar sus exámenes en estos días, Ying Chen le dio suficiente libertad. No ha estado en su habitación por la noche, y nunca lo ha vuelto a tocar. Incluso ellos dos a veces no dicen una palabra en todo el día.

El tranquilo Ying Chen, por el contrario, siempre quería seguirlo cuando estaba en casa, queriendo ver qué estaba haciendo Ying Chen.

Conocía la sed de Ying Chen por él y, naturalmente, entendió que Ying Chen se estaba conteniendo. Se preguntó si Ying Chen explotaría la impaciencia reprimida en estos días después del examen de ingreso a la universidad.

Obviamente, tenía miedo en su corazón, pero aún quería ver a Ying Chen con entusiasmo. Especialmente, después de verlo irse con el tío Liu, Ying Chen se quedó solo entre la multitud, lo que hizo que le doliera un poco el corazón.

En el automóvil, Wen Yu encendía su teléfono móvil para leer mensajes de vez en cuando, instando al conductor a conducir más rápido.

No fue hasta que entró en el complejo de la villa, entró rápidamente en la casa y abrió la puerta para ver al silencioso Ying Chen sentado en la sala de estar que respiró imperceptiblemente aliviado.

Wen Yu comenzó a cambiarse de zapatos en la puerta: “Ya volví. Traje un pastel de camote.

Dijo la mitad de la oración y se detuvo molesto.

Cuando comió hace un momento, había un pastel de camote que estaba delicioso. Solo quería traer una porción.

Es solo que él mismo no esperaba que inconscientemente quisiera que Ying Chen también lo probara.

Y parece que Ying Chen no necesita comer.

Estaba aún más molesto, se puso las pantuflas y entró, pero miró en silencio hacia Ying Chen. Quiere ver si está enojado o tiene alguna otra emoción.

"¿Lo trajiste para mí?" Preguntó Ying Chen, una voz tranquila resonando en el pasillo.

"Um". Wen Yu hizo una pausa, se dio la vuelta y miró, "Tú, ¿comes?"

"Sí." Ying Chen caminó hacia él, bajó ligeramente su cuerpo para tomar el pastel de batata aún caliente de su mano y preguntó en voz baja: "Ya es tarde, ¿estás cansado?"

¿Cansado?

Parece haber un significado oculto en esta oración.

De hecho, estaba preguntando de nuevo: ¿Quieres descansar o hacer algo más conmigo?

Wen Yu se puso nervioso, pero no pudo evitar negar con la cabeza.

Todavía sostenía el girasol dorado en la otra mano, y Ying Chen se lo llevó, tomó su mano y dijo: "Entonces celebremos por un tiempo".

Wen Yu no dijo nada y se lo llevó.

Ying Chen lo llevó a la terraza del segundo piso y lo ayudó a sentarse en una silla de mimbre al aire libre. Puso el girasol dorado en plena floración en el jarrón preparado en el centro de la mesa.

En la noche, se encendió una lámpara incandescente en la parte superior de la terraza para iluminar los alrededores, y las hojas de varias macetas de alhelíes brillaron con un color verde esmeralda.