parte única

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Tic tac ...

El tiempo pasaba y el seguía ahí, recostado sobre el agua en la gran piscina de su castillo mientras las gotas de la odiosa lluvia resbalaban por su rostro.

Odiaba todo en ese instante, se odiaba a él mismo, odiaba las condolencias aunque fueran con buena intención, odiaba el color grisáceo del cielo, odiaba el castillo que construyó por meses con tanto empeño, odiaba las manchas de pintura que quedaron permanentes en su ropa, odiaba sentirse tan vacío, odiaba no poder derramar lágrimas como cualquier persona normal lo haría.

Detestaba que todo le recordara a él...

Odiaba el color grisáceo del cielo porque su hijo amaba los atardeceres anaranjados, donde no llovía y podían ver el cielo juntos y pintar el atardecer en sus memorias.

Odiaba el no poder hacer nada, que jugaran con él, dándole una esperanza de que su amado hijo podría seguir con vida.

Se sentía enojado consigo mismo, porque el día en que pasó todo no derramó ni una lagrima y se dio el lujo de bromear sobre ello. Como si al día siguiente nada hubiera pasado y despertaría junto a él.

Junto a Bobby...

Por más que Cellbit le dijo que no dijera ese tipo de bromas y que todo estaría bien, fue terco y no le hizo caso.

¿Por qué tenía que ser así?

Estaba harto de vivir, no entendía por qué todo parecía ir tan mal para él. Sus cicatrices solo le recordaban que sus amigos más preciados lo traicionaron. Su mejor amigo casi nunca estaba presente desde la muerte de su hija. Sus esfuerzos nunca parecían ser suficiente y cuando al fin cree haber encontrado su camino y que su vida iba por buen camino lo devuelven al abismo, se lo arrebatan todo.

Porque él era su todo.

Probablemente Jaiden lo regañaría luego, por haberse quedado horas en el agua divagando en sus pensamientos y haberse enfermado.

Y probablemente hubiera seguido ahí otras horas si él no hubiera irrumpido en su castillo.

-Te enfermarás si no sales de ahí.- susurró esa voz dulce que tanto amaba, sonaba tan destruido como él y aún así estaba ahí, velando por él.

Oh Cellbit...

Volteó solo un poco para verlo y ahí estaba él, con los ojos llenos de cansancio e hinchados por las lágrimas. Se sintió más culpable, creía que era su culpa que todos estuvieran así de tristes. Odiaba ser la razón de esa mirada pérdida en una persona tan brillante como Cellbit. Alguien que siempre estuvo cuidándolos y amándolos. Sentía que le había fallado.

Si tan solo no hubiera dejado que Bobby...

-Hey lindo, ven aquí.- lo sacó de sus pensamientos rápidamente, su vista cayó en Richarlyson, no había notado su presencia, el infante estaba extendiéndole un par de toallas y ropa de su papá. Los dos, padre e hijo, estaban bajo un paraguas esperándolo, esperándolo a él.

Sintió su corazón volver a latir después de días.

Sin tanta resistencia salió de la piscina, no se había dado cuenta del frío que hacía, se había encerrado tanto en su cabeza que no tenía noción de lo que pasaba a su alrededor.

Aceptó lo que el infante le extendió con una sonrisa lastimera. Se adentró en un cuarto del castillo para secarse y cambiarse silenciosamente.

Cellbit sabía que probablemente el menor no tuviera ropa limpia, habían pasado ya unos días de la partida de Bobby y Jaiden le había comentado de la situación. Sin que Roier se diera realmente cuenta, era él el que le había dejado comida hecha en casa, había estado cuidando de sus cultivos y de sus mascotas. Sin embargo, la mayoría de veces que iba a encargarse de ello, Roier estaba dormido o muy metido en sus pensamientos como para darse cuenta de lo que sucedia fuera de la habitación de su hijo, pues era allí donde había estado durmiendo todos esos días.

without youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora