Mi trébol de 4 hojas||🍀Clover x Licorice💀

Capítulo 6

Pasó mucho tiempo desde que Clover y Licorice cada vez tenían salidas más a menudo, normalmente a escondidas, pero era obvio que no duraría por mucho el secreto entre ellos. Clover le contaba cada uno de sus encuentros con su nuevo amigo a Herb, mientras que él por más que se sentía inseguro con que su mejor amigo esté con un sirviente de la malvada hechicera, si Clover era feliz él no iba a interponerse, aunque el jardinero fuera el único hasta ahora que supiera la verdad detrás de Licorice. Varias veces Clover llevó al recien nombrado al bar de Sparkling para pasar algunas tardes juntos allí, a escondidas de mucha gente por supuesto. Herb les había contado al barista y a Vampire sobre Clover y su amigo, les pidió que por favor no le digan nada a nadie ya que así lo querían ellos dos, una de las excusas que dijeron fue que "él era muy tímido para hablar y conocer a mucha gente nueva" lo cuál en cierta parte no es mentira, aunque esa no era la razón real de porqué debían verse a escondidas, pero solo Licorice y Herb sabían la verdad y permanecieron en silencio.

Clover y Licorice se volvieron demasiado cercanos a medida que pasaban los meses, sus encuentros eran más seguidos y su amistad cada vez iba creciendo más y más. Fueron casi inseparables, lo que comenzó como un susurro accidental terminó llevándolos a algo mucho mejor, algo que ni ellos se habrían esperado.

Una de las cosas que más les gustaba hacer era ir al mismo bosque en el que se conocieron cada noche, sentarse en el fresco pasto y mirar las estrellas por todo el cielo, admirando todo ese brillo con unos cuantos sonidos naturales melodiosos y una leve brisa acogedora, aunque claro que Licorice marchitaba accidentalmente varias plantas, solía pasarle bastante. Amaban compartir esos momentos allí, contar experiencias locas que vivieron o cómo les fue en el día. De vez en cuando, Clover tocaba canciones que practicaba en su mandolina de trébol casi a diario, era uno de sus pasatiempos favoritos, y experimentarlo junto con alguien que quería mucho lo hacía más que feliz.

Por otro lado, el pelinegro no tenía algo muy interesante para mostrar, tal vez un par de hechizos simples que aprendió, pero nada más allá que fuera muy impresionante o al menos eso pensaba. Al oji-azul le encantaba ver lo que hacía, quizás no se veía igual que en los cuentos fantásticos pero aún así era increíble para él, a veces le gustaría aprender esa clase de magia, y era algo que a Licorice lo animaba bastante.

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Pasaron algunas horas, ambos estaban recostados mirando al cielo, el cual comenzaba a tornarse casi anaranjado, pues estaba amaneciendo. Licorice debía volver pronto a la torre, pero al mismo tiempo quería quedarse por más tiempo con el albino. Se levantó un poco para sentarse en el pasto aún al lado de Clover mientras abrazaba un poco sus piernas y lo miró en silencio, algo decaído.

--Oye, Clov, me divertí mucho contigo hoy, pero como ya sabes debo volver... Hay cosas que tengo que hacer y no quiero atrasarme mucho, quiero estar libre para seguir viéndote siempre -el oji-amarillo sonrió levemente, pero se notaba que si fuera por él estaría día y noche con su amigo, a todas horas y en donde sea que él vaya-.

--Lo sé, te entiendo. Esta es la parte en la que yo digo: "Está bien, nos vemos después" y tú dices: "Así será, te lo aseguro cabeza de algodón" -dejó salir una pequeña risa ante su propio comentario, se había acostumbrado tanto a despedirse de Licorice que sabía lo que ambos dirían-.

--De verdad me impresionas más cada día, ¡ahora tendré que inventar un nuevo diálogo para despedirme, Clover! -rió también, siguiéndole el juego al recien nombrado quién había vuelto a reír ante esto- pero bueno, lo cierto es que espero que no haya algún imprevisto hoy, así podemos estar juntos otra vez... ¿Sabes? Quiero volver a probar esas rosquillas glaseadas del bar de Sparkling, sabían muy deliciosas.