𝙼𝙸𝙻 𝙰Ñ𝙾𝚂 𝙰𝚃𝚁𝙰𝚂|𝐁𝐚𝐧𝐥𝐢𝐨𝐝𝐚𝐬 ― 𝐁𝐚𝐧𝐱𝐌𝐞𝐥𝐢𝐨𝐝𝐚𝐬

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎 : 𝐓𝐚𝐧 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐞𝐥, 𝐲 𝐲𝐨 𝐧𝐨.

                                                         𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀𝐃𝐎𝐑 : 𝐌𝐞𝐥𝐢𝐨𝐝𝐚𝐬, 𝐞𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐢𝐫𝐚.
  Aún, no se si declararme a Ban será la mejor opción, y peor después de que hayamos ganado la guerra de tres mil años.
Además, no quiero convertirme en el rey demonio, eso no va conmigo, mis emociones reflejan todo lo que soy, sin ellas no soy nada ni nadie. Al lado de Zeldris soy una masacre, mientras que Estarossa... Él también quería convertirse, pero la maldita maldición me obliga a mi a ser el rey demonio, haciendo que cada vez que muera, resucite sin alguna de mis emociones. Pero gracias a Ban mis emociones regresaron.

Una de las peores cosas que tengo en mi vida, es ese sentimiento de vacío que tengo cada vez que me alejo de Ban. ¡Que mierda es ese maldito sentimiento! ¡Agh! ¡Carajo!

—¡Capitán!—

—¿Eh?—Sentí un fuerte golpe que se recostaba sobre mi nuca, haciéndose cada vez más y más fuerte. Me golpeó la cabeza, este Ban...— ¡Hayayayay! ¿Qué quieres Ban?—Le pregunté sobándome el chichón que me había dejado.

—Te estuve llamando hace como...—Con sus dedos, los usó para contar— Al menos cinco segundos—Sonrió con esos colmillos, dios cómo desearía que esos colmillos me mordieran el cuello...— Además, Elizabeth está un poco rara capitán ¿Qué le hiciste?

—¿Qué? ¿Elizabeth?—Me paré de inmediato, mi voz se tornó seria. Con un tono igual que al de Zeldris. 

                                                       𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀𝐃𝐎𝐑 : 𝐨𝐦𝐧𝐢𝐬𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞

Meliodas salió afuera del sombrero de la mamá de Hawk, en cuanto su mirada se tornó seria e incomprensible, mirando aquél cuerpo el cual yacía en las maderas de el sombrero como reposo. No tenía idea de lo que le estaba pasando a Elizabeth.

—Meliodas —Después de pronunciar su nombre, el ambiente se tomó como silencioso en cuanto a ellos dos, para algunos minutos volver a abrir la boca para soltar palabras que se escondían detrás de esa diosa.— ¿Crees que si no hubieras roto la maldición,... Yo en otra vida, no me enamoraría de ti? —Se dio la vuelta para mirar los ojos celestes de el capitán, este estaba asombrado por la pregunta. Sus pelos se pararon en tan solo segundos de mirar el ojo izquierdo de Eli, su marca seguía ahí, como si fuera un tatuaje en ello.

—¿De donde viene la pregunta Elizabeth?—Le preguntó teniendo aquella voz tan tierna y única, la cual ella amaba escuchar en cada reencarnación que tenía, pero por suerte, esta sería la última.

—Yo,... ¡Meliodas solo contéstame!, mi maldición decía que si volvía a reencarnar, me enamoraría del mismo hombre ¡Una y otra vez!,... ¿Pero, porque tu no?—Su cuerpo dio mirada al frente, dando la espalda a aquél dragón.
Los ojos formados en platos de este se tornaron de aquella forma, observando el cuerpo frío y blanco que tenía ella.

—Elizabeth no entiendo la pregunta—Se acercó a ella, mirándola con intriga, las dudas se le subían a la cabeza, yaciendo en la madera. Sus brazos reposaban sobre ello, mirándose y observando cada detalle de sus rostros, obteniendo el clima frío como viento, moviendo sus mechones. 

—¿Porqué tan solo el, y yo no?...—

Meliodas seguía sin entender, aunque lo explicarían con dibujos aún no entendería.

—¿Porqué te gusta Ban?, la maldición de que me enamore solo de ti, está no más otorgada solo para mi ¿verdad?—Le preguntó, sus ojos se tornaron del color naranja, con el símbolo de los dioses.

—Elizabeth, tenemos caminos distintos. No siempre es la misma historia.—

—¡Ese es el problema! ¡Nunca es la misma historia! ¡Siempre debe ser algún problema en cuanto a los amores!,... ¡Ban es un arromantico, no es la persona indicada!—Gritando y gritando, aún con eso, no alcanzaba convencer a Meliodas.

—¿Porqué debe de ser así?...—

El rubio se fue de ahí, entrando de nuevo en el bar, para después sentarse en la silla la cual siempre se sentaba para llorar mientras nadie lo veía.

"Tan solo el, y yo no"

"¿Porqué te gusta Ban?"

"Todos tenemos caminos
diferentes"

"Arromantico"

"No siempre es la misma
historia"

—No es que me guste Ban, si no es que me enamoré desde hace mil años atrás...—

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