prologo

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El señor Hawke dio la vuelta en una curva

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El señor Hawke dio la vuelta en una curva. Acaba de ganar el premio en las carreras esa mañana, el primer lugar.

En lugar de festejar junto a su equipo, subió a su auto para dar una vuelta junto a las dos mujeres que más ama, su hija y su esposa.

— ¿Estás feliz hija? — preguntó el señor Hawke mirándola por el retrovisor.

— Si papá — respondió la pequeña Ariana Hawke. — ¡Mi papá es el campeón del mundo!

Ariana gritó a la ventana causando la risa de sus padres, la señora Hawke iba al frente junto a su esposo dejando a Ariana atrás quien traía el trofeo.

— Ari, siéntate bien — regaño la señora Hawke.

— Mamá — se quejó la pequeña Hawke.

— Tranquila cariño — el señor Hawke puso una mano sobre la pierna de su esposo. — Todo estará bien.

— No está bien, tengo un mal presentimiento — confesó la señora Hawke. — No debimos salir del hotel a esta hora.

— Todo va a estar bien cariño — su esposo besó el dorso de su mano intentando calmarla.

— ¡Papi! — gritó Ariana. — ¿Puedes quitar el techo al auto? Por fis, por fis, si.

Ariana hacía una cara de cachorro y pestañeaba varos veces, esa inigualable cara que ponía cada que quería conseguir algo.

— No lo sé cariño — respondió el señor Hawke. — Pregúntale a tu madre.

Ariana miró a su madre con ojitos tiernos, esperando que ella aceptara.

La mujer veía a su hija de manera desafiante.

— Está bien — hablo Dalilah Hawke, su madre. — Pero sólo unos minutos, Ariana.

Ariana levantó sus manos feliz, el señor Hawke, quien quitó el techo del auto, Ariana se puso de pie sosteniéndose fuerte para no caer al suelo.

Sus padres rieron al ver la felicidad en el rostro de su hija, Hank Hawke desvió su vista al retrovisor viendo a un auto detrás suyo, frunció el ceño.

Intento acelerar y perderlo, parecía que todo estaba en orden, pero no fue así. El auto comenzó a descontrolarse.

— ¡Ariana siéntate y abróchate el cinturón! — ordeno su padre.

Ariana se sentó e hizo lo que su padre le pido. Él jamás le grito a su hija antes.

— ¿Qué sucede? — preguntó su esposa. — Hank...

— El auto no responde y hay alguien siguiéndonos — respondió el señor intentando controlarlo lo más que podía.

Dalilah se abrochó el cinturón, tomando con fuerza a la puerta.

— Dalilah — la llamó su esposo. — Tu y Ariana deben saltar del auto.

— ¡¿Qué de que hablas?! — gritó Dalilah. — No vamos a dejarte aquí.

— Escúchame — gritó el señor Hawke. — Deben saltar ahora.

Ariana gritó al escuchar a sus padres, ls lágrimas rodaban por sus mejillas presa del pánico y el miedo.

El auto que les seguía los golpeó en la parte trasera, Ariana gritó.

— ¡Ahora!

No alcanzaron a saltar, el auto los golpeó sacándolos del camino en dirección al Barranco, Ariana se aferró al cinturón de seguridad, el techo del auto no estaba y sentían cómo se golpeaban al este rodar.

El auto se detuvo por unas rocas, este quedó de lado, los padres de Ariana seguían en el auto, pero nada parecía ser una buena señal. Antes de que Ariana perdiera la conciencia susurraba palabras de auxilio, pero nadie la escuchó.

BRING ME TO LIFE; Fast and Furios Donde viven las historias. Descúbrelo ahora