Buen dia Benito

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Habían pasado años.

No había vuelto a pisar el césped de aquella casa hacía ya tanto tiempo y lo único que le impedía largarse era el fuego que crecía despavoridamente en su pecho, que más tarde pasó a su cabeza.

Aunque por fuera pareciera calmo, su mente estaba siendo corroída por las imagenes, las experiencias, las maldades y los traumas.

Ya no iba a retroceder.

Bate en mano y aún temblando tocó el timbre de aquella mansión inmensa.

20 años desde que huyó.

20 años desde que no soportó más y corrió.

Era un lindo 3 de agosto. En el cielo brillaban las estrellas y en la mirada de él brillaba un sueño de libertad.

Aún recordaba vivazmente como su pequeño ser jugaba en el jardín inocentemente con el que alguna vez se hizo llamar su "primo".

Su nombre completo era Bernardo y la gente que le tenía cariño solía llamarle "Berni". Él era su amigo de pequeño y entonces ideó el apodo "Benito" para el. El lo odió, así que dejó de usarlo. Por lo menos frente suyo.

Este cruel ser le había echo muchas maldades a él, como robar su joystick, o sus juguetes y jugar a mano larga de manera bruta. Lo que empezó como un juego de niños término en una tensa ruleta rusa.

La madre de él había caído gravemente enferma y era bien sabido que ella amaba a los gatos, así que para sorprenderla sus dos hijos adoptaron una gata siamesa para ella a la que bautizaron como "Panqueque".

Cuando su madre falleció, Panqueque era la única mujer con energía en la casa. Solía despertarlos en la mañana, dejar que la acaricien, que juguen con ella, incluso que la sacaran a pasear cuando su mal humor era evidente.

Él se apeguó mucho a la gata, tanto que hasta la trataba como a su madre, era raro, pero nunca nadie lo cuestionó realmente.

Grande fue su sorpresa cuando se hallaba a si mismo corriendo con su papá y su hermano hacia el veterinario con Panqueque en brazos.

Benito la había matado a piedrazos.

Cuando la pubertad le pegó, el acné atacó su cara como serpiente. Benito observó aquello y junto a sus amigos comenzó a molestarlo hasta que él no aguanto más y se la devolvió con un golpe.

Aunque Benito no respondió en el momento, la golpiza en la nariz que llevó a él al hospital dijo más que suficiente.

En medio del desconcierto, una linda chica le dió una mano y logró sacarlo de la depresión en la que estaba hundido. Empezaron a salir, se hicieron pareja y todo parecía ir bien en su vida.

Hasta que los rumores comenzaron a correr y pronto toda la escuela se enteró que el hermano de él se drogaba.

Llegó a casa con la cara empapada del llanto y miro los ojos de su querido hermano: eran negros, carentes de brillo y rotos. Que él estuviera feliz, no significaba que su hermano corriera con la misma suerte.

Mientras él gastaba cada gota de energía tratando de ayudar a su hermano, su novia comenzaba a distanciarse y sus notas comenzaban a bajar. El mundo a su alrededor caía lentamemte y él era el único tratando de mantenerlo en pie.

Los esfuerzos con su hermano no funcionaron, el chico murió de una sobredosis meses despues.

Entonces, cada pizca de interés por mantener al mundo a su alrededor estable cayó. Soltó los lazos que mantenían a su vida estable y las revelaciones cayeron sobre él como balas.

Mas Allá del Cancionero // Cuarteto De NosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora