Única parte

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En el suelo de mármol, un delicado compas de pasos trataba de igualar al dueño de unas imponentes pisadas. Ambos iban en dirección a la oficina del CEO de Corporativos Kim, Kim Namjoon.

—Buenos días, presidente Kim— entonan las personas que los ven, ignorando al lindo muchachito que lo seguía. (pues si  lo miraban mucho posiblememte estarían desempleados.)

Aquel muchachito era Kim Seokjin, estudiante de la carrera de Administración, un practicante que gracias a su desempeño académico pudo ser aceptado en tal corporación.

Al principio, el pelinegro sólo iba a dedicarse a ordenar archivos en el área de documentación. Sin embargo, a los días de estar en la organización lo promovieron a asistente del CEO. Aquello fue algo repentino tanto para el personal del área como para Seokjin, quien tomó aquel ascenso como una recompensa por su excelente desempeño laboral.

Entre sus funciones como asistente, al principio eran asistir a reuniones junto a su jefe, realizar anotaciones respecto a lo que diga su jefe, acomodar el horario de su jefe y prepararle el café con el punto exacto de amargor a su jefe. Sin embargo, a medida que pasaron los meses, se añadió una tarea en particular. Calentarle la polla a su jefe.

Algunas veces lo hacía con la boca, manteniendo ese trozo de carne entre sus rechonchos labios rojizos. En últimas circunstancias, lo hacía sentándose en el regazo de su jefe con su pequeño agujero rozando toda su extensión.

Fueron varias las veces que el interior de Seokjin fue bañado de espesa crema blanca. Ya sea en su boquita o en su pequeño agujero, el muchachito siempre terminaba empapado con la esencia de su jefe.

Seokjin no comprendía la razón de esta función para un asistente, pero el presidente Kim le indicaba que es esencial si desea el buen funcionamiento de Corporativos Kim. Así que él no tenía porque dudar.

—¿Cancelaste mis reuniones del día?— entonó Namjoon, al momento en el que las puertas de su oficina se cerraron, manteniendo a ambos dentro de esta.

—Sí, presidente Kim— respondió tímido el pelinegro, pues aquello solo significaba una cosa. Seokjin solo miró el suelo de la oficina de su jefe y espero las indicaciones.

Namjoon al oír la afirmación se sentó en la silla de su escritorio, al tiempo en el que se desabrochaba sus pantalones y sacaba su gran polla, acariciándo esta.

—Sácate los pantalones y siéntate en mí.

El inocente muchacho que sólo buscaba cumplir con su año de prácticas, no dudó en las palabras de su jefe y sólo se dedicó a cumplir con el mandado.

Ante la mirada de Namjoon, se sacó el cinturón y sus pantalones negros se deslizaron por sus piernas, quedándose solo con su bóxer del mismo color y, en el torso, su suéter amarillo pálido junto a su camisa celeste.

Con los dedos temblorosos, Seokjin sujetó el elástico de sus bóxer y se los bajo lentamente. Su mirada siempre pegada al suelo, pues le avergonzaba en sobre manera como era percibida su desnudez.

Completamente desnudo de la cintura para abajo, se acercó al escritorio de su jefe y se sentó en el regazo de este, sintiendo toda la extensión caliente del presidente Kim rozar con su agujero.

Una vez acomodado, Namjoon lo sujetó de la cintura y se dedicó a mover el cuerpo de Seokjin en su regazo de atrás hacia adelante en busca de su liberación. Muchas veces sintió como la punta de su polla se cruzaba con ese pequeño agujero y aquello siempre lo motivaba a ser más acertado con sus movimientos. Siempre soñaba con poder enterrarse por completo en su asistente, mas solo se conformaba con esta cercanía que le volaba la cabeza.

Los ruiditos que salían de la boca de Seokjin solo lo impulsaban a ser más salvaje a tal punto de dejar la marca de sus dedos en esa piel de porcelana.

Llegó un momento en el que sintió la cercanía de su liberación y arrojó el cuerpo de su asistente sobre su escritorio, manteniendo ese precioso trasero al aire. Acercó la punta de su polla al agujero de este y con un ligero empujón en la apertura, derramó toda su esencia dentro de Seokjin, su precioso asistente.

Viendo como toda su esencia se resbalaba por esas suaves y formadas piernas, Namjoon volvió a colocar a Seokjin en su regazo y sujetó el cuerpo tembloroso de su asistente, quien, al parecer, también logró su liberación. Confirmando aquello con el pequeño desastre en su escritorio.

Definitivamente, no se arrepentía de utilizar sus influencias para convertir a Seokjin en su asistente. Pensó completamente satisfecho, mientras solo se dedicaba a disfrutar el momento con el bonito hombre semidesnudo en su regazo.

Los tiempos libres de la u hacen que tenga que escribir algo para no aburrirme

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Los tiempos libres de la u hacen que tenga que escribir algo para no aburrirme.

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Viva el namjin.

Bais

Fertomel

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