unique

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¿Por qué es tan difícil olvidarte? El sonido de tu voz, la manera en la que me hacías sentir como el chico más feliz del mundo, dime Hanbin, porque yo no encuentro la respuesta.

Zhang Hao suspiro cansado otra vez mientras miraba el techo de su habitación, hacía dos meses que él y Hanbin habían decidido dejarlo. Lo extrañaba más que a nada, pero ya no podía arreglarlo.

Dirigió su mirada hacia la ventana de su habitación, podía ver como las calles de Seúl estaban menos concurridas en la época del año en la que se encontraba, una de sus actividades favoritas era pasear por estas sin rumbo fijo. Y claro, aquella actividad era algo que él y Hanbin empezaron a hacer juntos y que ahora le traía nostalgia.

Sung Hanbin. El chico perfecto según Zhang Hao (o cualquier persona que hablase con el coreano por más de cinco minutos), chico que había sido suyo por casi dos años y con el cual había creado un millón de recuerdos que nunca se iba a permitir a si mismo eliminar.

Lo extrañaba tanto, le hacía falta su tacto y presencia, pero ambos chicos sabían que lo mejor para su relación era romper y desde entonces no se habían vuelto a ver o cruzarse por la calle.

¿Estaba mal que Hao esperase con ansias el día que vuelvan a verse?

El chino empezó a sentir como su pecho empezaba a doler, recordar a su ex-novio del cual seguía perdidamente enamorado no era fácil para él, Hao sabía que Hanbin iba a ser por siempre el amor de su vida, ¿por qué lo dejaste ir Hao?

Tragó saliva y se removió en su cama, cada vez que estaba a punto de empezar a llorar su respiración empezaba a cortarse y ser irregular. Estuvo así unos minutos hasta que no pudo contener las lágrimas y dejó escapar un par de sollozos, aquello lo hacía sentir patético, se tapó la boca para no tener que escuchar su propio llanto, dejando que las lágrimas cayeran en silencio mientras que por cada segundo que pasaba le costaba más respirar.

Siguió un rato así, hasta que cayó dormido y las gotas de lluvia golpeaban su ventana.

En esto se habían convertido los días de Zhang Hao en los últimos tres meses, donde no hacía más que llorar y tratar de seguir con su vida, sin saber nada del chico al que más amaba, con tan solo sus recuerdos y memorias juntos como una manera de sentir al castaño cerca.

[...]

Seis meses.

Ya iban seis meses desde que ambos chicos habían roto, y lo más común era que ambos ya hubiesen pasado página, pero Hao sentía que era imposible, todavía recordaba a Hanbin como si lo hubiese visto el día anterior.

Seguía sintiendo su corazón latir por el coreano como si nunca hubiese pasado nada, como su nunca se hubiese roto el corazón medio año atrás. Lo recordaba demasiado bien, siendo que aquello se repetía en su cabeza casi a diario, recordando como el mismo rompía el corazón del chico que amaba y a la vez el suyo propio.

Y aún así estaba esperando el día que volviesen a encontrarse, y deseando que no hubiese cambiado nada, pero la realidad era completamente diferente a cómo el quería que fuese.

La vida de Hao se había vuelto monótona, como si Hanbin se hubiese robado todo lo que caracterizaba al pelirrojo, dejándolo vacío, siendo que esa idea no estaba tan alejada de la realidad.

Hao una gran parte de la semana la pasaba en casa, viviendo a base de comida que pedía a domicilio y el dinero que le ingresaba su familia.

Odiaba su vida y como todo lo que tanto le costó volver a arreglar se había vuelto a romper tan rápido, odiaba seguir extrañarlo a él y el sabor de sus labios.

Se restregó las manos por la cara y se removió otra vez en la cama, no le gustaba vivir de esta manera, extrañando un recuerdo del cual cada día se iba desvaneciendo mas la idea de que pudiese volver.

Ojalá volvamos a encontrarnos, Hanbin.

[...]

Era un día lluvioso en Seúl, pues estaban en la época, Hao caminaba tranquilo por las calles, dejando que el agua cayese sobre su paraguas. Se estaba mojando los pies un poco, pero no le importaba mucho.

Iba cargando con una bolsa llena de comida instantánea y preparados, con la que pensaba alimentarse por las próximas dos semanas para no tener que cocinar por su cuenta.

Aquel paisaje era uno de los que él más disfrutaba ver, aunque muchas personas odiasen los días lluviosos, como su hermano menor Ricky, que siempre se quejaba de cuando llovía por miedo a enfermarse, o Jiwoong, quien odiaba no poder salir con su novio, Matthew, por culpa de aquel tiempo.

El clima hacía que Hao se pudiese perder en sus pensamientos con el sonido de lluvia de fondo, pensando en cómo habrían sido las cosas si sus acciones hubiesen sido diferentes, pero ya no podía cambiarlas, por lo que la idea de pensar en lo que podría haber sido le resultaba un poco agridulce.

Tan solo le faltaban un par de cuadras para llegar a su casa y poder disfrutar de la comodidad de su cama mientras escuchaba cómo caía la lluvia. Hao sonrió para sí mismo y agarró su paraguas con más fuerzas deseando llegar a casa.

Diviso una figura un poco conocida, lo que hizo que frunciese el ceño y se pusiera alerta por cualquier cosa que pudiese pasar, se acercó y por cada paso que daba iba más lento, hasta que se paró a uno metros del chico.

Las manos de Hao empezaron a hacer cada vez menos agarre sobre la bolsa y su paraguas, hasta tal punto que dejó que cayeran al suelo, provocando que el chico se volteara a mirarlo.

Hao se encontraba sin palabras, con el corazón empezando a latir a mil, con la lluvia mojado su pelo, ropa y a él en si, sentía como su labio inferior empezaba a temblar y como las lágrimas estaban a punto de salir mientras empezaba a sentir como le costaba respirar por culpa de aquel chico lo miraba con una sonrisa dulce.

—¿Hanbin? —pronunció el chino, mientras Hanbin se encontraba delante de él, sonriéndole como el primer día, como si no hiciese justo un año desde que lo habían dejado.

'til we meet again. ❪ haobin ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora