FRIEDRICH KOSHANER
No le basta con deambular en mi cabeza.
Todas las noches, sin falta, se postra en el borde de mi cama a verme dormir con una tristeza desconsolada en los ojos. Me habla, lo sé porque sus labios se mueven, pero no logro escuchar nada, solo veo las lágrimas derramar por sus mejillas y el sentimiento de culpa que quiere inculcar en mí.Entonces caigo como todas las veces en el insomnio que me causa su recuerdo. Mi mente se bloquea, mi humor se vuelve insoportable, alejo a todo el mundo y trato de ordenar todo a mí paso al punto de sentirme un completo maniático.
La mayoría del tiempo me siento sucio.
—Es como si viviera el infierno en carne propia —me acomodo el guante por milésima vez.
—Creo saber que es lo que te pasa, Friedrich —comenta la vudú, en tanto acomoda sus gafas fondo de botella-. Por todo lo que me has contado, todo indica que es una maldición.
Tenso la mandíbula.
—No es posible que siga detrás de mí después de mucho tiempo —me callo antes de soltar una tontería—. Darah, no puedo siquiera dormir bien, la mantengo conmigo a todas partes.
—Una maldición perdurará hasta el final de los tiempos, Friedrich —sonríe acomodando sus cartas—. Eso permanecerá en ti hasta que quién te la echó te la quite o mueras.
Planto una mano en la mesa.
—¡No puedo vivir un segundo más así! —enfurezco con la ira brotando mi piel—. ¡Encontrarás la manera de deshacerte de esto a como de lugar! De otra manera me veré dispuesto a...
Se levanta y me mira con desinterés.
—Si crees que puedes venir hasta aquí a hablarme en ese tono estás muy equivocado —empieza, tosca—. No te tengo miedo ni a ti ni a esa partida de guardaespaldas que te traes, bien lo sabes.
—Mi intención no es hacerte mal, tan solo te pido de buena manera que me ayudes a desterrarla de mi vida para siempre —aclaro, mirándola fijamente—. Haré lo que te plazca, puedo darte una mejor vida; lujos, joyas, popularidad. Lo que desees.
—Vamos, sé que puedes darme algo más valioso que eso —se levanta, con una sonrisa en sus labios, para servirse un poco de té.
Tenso la mandíbula acomodando mi traje. Reparo el cuchitril con la nariz asqueada, no soporto estar ni un minuto más en esta cueva que se hace llamar casa, llena de suciedad y muñecos malditos.
—No puedo usar mi posición en personas naturales, que sepas que soy el gato negro no te da derecho a pedirme favores —me mantengo firme.
—Es un favor inocente.
Meto mis manos en los bolsillos.
—Por muy inocente que sea, no es no —bramo.
Eleva sus cejas, muy digna.
—Entonces olvídate de recibir mi ayuda.
Me levanto ya harto.
—De una u otra manera conseguiré que me ayudes, así que no te hagas de rogar y pídeme algo que pueda darte sin necesidad de involucrar mi reputación.

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DOGMA: Atada a él
Chick-LitRich tiene una maldición y para librarse de ella necesita casarse. El plan resulta defectuoso cuando se obsesiona por Masiel, su pianista personal con carácter fuerte que no se deja intimidar por sus intentos enfermizos de mantenerla consigo. 🏆Log...