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Al siguiente día de quedarse con Shuji, fue a su hogar, decidido en convencer a su madre de mudarse juntos, a escondidas de su progenitor.
Pero una vez que la mujer le vio entrar, hizo una expresión que reflejaba miedo, coraje y resentimiento, aquello causo que el pecho de Kazutora doliera, no quería que su madre le odiara, pero era inevitable al haberla abandonado con aquel monstros, que por los golpes que portaba la contraria, se dio cuenta de que su padre se desquitó con ella. Intento acercársele, pero la femenina lo empezó a empujar bruscamente mientras lloraba con desesperación, haciendo que casi se tropezara con la ranura de la entrada, no intento volver a pasar una vez que le serraron la puerta en la cara, más quiso explicarle su plan desde afuera, pero fue ignorado.
Después de estar un buen rato en el pasillo, en espera de que su mamá se tranquilizara, la puerta se abrió, haciéndole creer que esta vez si le iba escuchar, pero contrario a lo que pensó, solo obtuvo unas palabras hirientes de la contraria, la cual le aventó sin cuidado alguno, unas pocas pertenencias suyas. Agachándose tomo sus cosas, que se encontraban en unas bolsas junto a su mochila de la escuela, intentaba hacerse el fuerte y no llorar, al saber que esto se significaba un adiós definitivo. Con ayuda de Hanma, el cual le acompaño, bajaron todo hasta la moto que llevaban, y una vez que acomodaron bien las cosa, Hanemiya se despidió de aquel lugar, que le vio crecer y sufrir.

Ya habían transcurrido dos semanas desde que dejo de vivir con sus padres.
Se sentía triste, pero poco a poco se adaptaba a su nueva vida, y a pesar de que Hanma nunca estaba, se sentía menos solo, aunque suponía que era también porque ni tiempo tenía para cuestionarse su soledad, ya que desde el día que piso el departamento, lo atiborraron de tareas y proyectos atrasados de Shuji, al menos volvió a respirar normal al ver que está era la forma de pagar por quedarse,-y no lo que el se imaginaba- así que todo los días hacia trabajos a los que no les entendía ni mierda, por que las carreras que estudian, no se parecen en nada, pero aún así la hacía bien.

-¡Gatito voy a salir!, ¿no quieres qué te compre algo? -Refutó en lo bajo cuando escucho ese apodo, ya tanto tiempo viviendo juntos y no se acostumbraba a qué le llamara de esa forma todos los días. Pero tampoco es como si pudiera renegar, al fin de cuentas en cualquier desacuerdo que puedan tener los dos, lo podria echar de patitas a la calle.

-No gracias, yo también voy a salir -No obtuvo respuesta, solo escucho el ruido de la puerta al ser cerrada, bueno al menos ya había avisado, dejo de lado todos sus pensamientos para seguir arreglándose.

Ya que el día de hoy, no era para estar deprimido, si no para estar feliz, porque en este sábado se iba a cumplir una de sus grandes fantasías, la cual era salir con una linda chica, tal vez el no le invito como siempre se lo imagino, pero aquello no lo hacía menos mágico. Su plan del día, es llevarla a un bonito restaurant y después ir a pasear al centro o algo así, el dinero no le preocupaba ya que tiene ahorrado y además recibía una beca cada mes por tener excelentes calificaciones.
Una vez que considero que ya estaba listo, se miro en un espejo de cuerpo completo, apreciando aquel bonito traje color amarillo que portaba, el cual Mitsuya le escogió especialmente para la ocasión.

-Muy bien, ya estoy listo -Susurro para si mismo, aprobando su atuendo para de una vez salir, o si no el autobus que le llevaría a su destino, le podría dejar.

A paso apresurado llegó a la estación, subiéndose rápidamente y gracias a un ser divino encontró un asiento desocupado, tal vez el trayecto se le hizo relativamente corto por lo nervioso que se encontraba, pero no iba a dejar que el miedo le ganará, respirando hondo bajo, Partiendo en seguida al lugar donde acordaron que se iban a encontrar.
Su corazón se volvió loco al divisar a su cita, se miraba tan linda con ese vestido color rosa pastel, respirando tranquilamente tomo todo el valor que pudo, no iba arruinar su salida por los nervios, si toda la semana estuvo practicando con un Manjiro vestido de mujer, que para su mala suerte era un intenso, casi queriendo que le besara, agradecía que ahí también se encontrará Draken, el cual se lo tuvo que despegar varias veces .

BajitoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora