Capitulo 4

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Un invitado


"Eres el arco iris, un bote de oro, mi piedra preciosa, la sal y la pimienta, la miel y la risa. Eres la hija de este papá." 


Pov Tori


-Tenía tiempo sin saber de ti- dijo algo pausado mirando el aparato color negro que seguía en mi mano- pero ahora estoy ocupado- suspiro volteando a ver el desastre tras de si


-¿Eh? ¿trabajas en tu manuscrito?-dijo la voz dentro del teléfono sonando curiosa.


De la nada se empezaron a escuchar ruidos extraños, los cuales parecían venir del artefacto anterior. Ambos, mi tutor y yo, volteamos la vista y miramos como salian chispas y humo de la cosa esa en la que había metido la olla con agua.


-eh...oye, ¿Eso que esta ahi no es fuego?-dije mirando la cosa parecida al microhornito empezando a echar chispas y lumbre.


-¿Fuego?- dijo el mirándome y volteando su vista hacia el artefacto-oh, si, es fuego-dijo sin ninguna preocupación en su voz, yo lo mire con la boca abierta.


-¿¡FUEGO!?- grito la voz dentro del aparato haciendo que este temblara en mi mano- ¿¡QUE ESTA PASANDO AHÍ!?


Mi tutor corrió hacia el artefacto y pareció jalar un cable el cual hiso que los ruidos cesaran pero no el humo que empezó a salir. En mi intento por apartar el humo que me rodeaba, solte el artefacto y solo escuche un "Crack" para despues escuchar un pitido y que del techo cayera agua.


-No entiendo que salió mal- dijo él mirando pensativo el artefacto mientras nos caia el agua encima.


-¿Esto también es normal cuando cocina mama?-le dije tratando de cubrirme de la lluvia.


-¿Qué cosa?-dijo el mirándome, estaba empezando a estar todo mojado, aunque yo no me quedaba muy atrás.


-Que llueva aqui adentro- le dije con un toque de ironia agarrando un plato y poniéndolo encima de mi cabeza- Dices que "mamá" hace esto-le dije señalándole las ollas y todas las cosas que estaban ahí-  ¿siempre pasa esto cuando cocina ella?


-Ah no, es la primera vez que pasa- dice el sabiamente mirando el agua caer- siempre que mamá cocina comemos rico.


-Yaaah...-dije rodando los ojos y suspirando.


En un siguiente momento entraron a la habitación unos hombres vestidos de naranja, tenían cascos, lentes y un gran tubo en la espalda. Preguntaron si nos encontrábamos bien, si teníamos alguna herida, muchas cosas como para recordar; lo único bueno fue que pararon la lluvia que salía del techo y que una señora de naranja, que me había dicho que era bombera, me dio una toalla esponjosita que olía deliciosamente a fresas diciéndome que podía quedármela, lo cual me hiso muy feliz.  Lo malo era que al parecer muchas personas habían recibido un susto tan fuerte que se desmayaron en el acto y, por desgracia, Tomoyo-sensei había sido una de ellas.

ADOPTIVE FATHERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora