Amore mío~

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Era 1983, yo era una joven muchacha que estaba por comenzar la preparatoria. Tenía 14 años, era muy joven, pero aún lo recuerdo como si fuera ayer.

Solo suspire y seguí mi camino, sinceramente estába perdida pero aún así logré llegar a mi aula.
Toque la puerta levemente, de ella salió una Joven señora que resultó ser la maestra de química.

- preséntate. - dijo con un tono demandante, tenía los nervios a flor de pie - ¿Qué esperas? - menciono impaciente.

- yo soy Amanda Wesley - dije en voz baja y con poco entusiasmo, la verdad no deseaba estar allí, quería volver a estar con ella....

Así siguió toda la aburrida clase, nada interesante si sacamos de lado a cierto pecoso. Ese chico llevaba viéndome toda la clase, no le preste mucha atención, pero al salir del lugar se me acercó.

- Hola, soy Marcos - dijo sonriendo.

- Amanda - dije caminando rápidamente para evitar esa charla, pero siguió insistiendo.

- ¿Y? - dió una breve pausa - ¿Qué la trae por aquí? Hermosa dama - tomo mi mano para dejar un beso en ella, por supuesto la aparte y continúe mi camino.

- No es asunto tuyo - al decir aquello salí de la institución, en dónde me esperaba  mi padre con su esposa.

Después de aquel día ese joven no se separó de mi lado, al ir pasando el tiempo no hicimos muy cercanos, y por obvias razones termine enamorada de aquel pecoso de ojos miel.
Cada sentimiento que provocaba en mi era hermoso, cada rose, cada sonría o simplemente con que me miraba me bastaba.

- Oye Amanda - lo mire, dando a entender de que siga - ¿Alguna vez te has enamorado? - pregunto, curioso como siempre.

- ha decir verdad si, y es muy hermoso este sentimiento - dije mirando al cielo primaveral mientras pasaba la hoja de mi libro sobre flores.

- ohhh ¿Puedo saber quién es? - se oía decepcionado.
Suspire levemente para comenzar a hablar - bueno, el es un chico muy entusiasta, tiene unos lindos ojos, su cabello siempre está desordenado y su sonrisa es hermosa, sus pecas están por toda su cara y son como estrellas que iluminan su cara y lo vuelven hermoso - dije sonriendo con las mejillas carmesí, el parecía ¿Triste? Pero ¿Por qué? ¿Si me acabo de declarar a el?

- ohhh, que genial - dió una pausa y continúo - se ve que amas mucho a ese chico... - dijo con la voz algo entrecortada. Sin pensarlo dos veces lo bese, fue un beso algo torpe ya que ambos somos inexpertos, pero fue mágico.
Después de ese día mis mejillas no paraban de estar rojas, pero esa tarde....

Era un día nublado algo raro, ya que estamos en primavera, mis largos cabellos bailaban al ritmo de la brisa, mi padre fue a buscarme al colegio y armó todo un escándalo, ¿era mi madre?¿ El me acusa de contactarla? Pero yo no hice nada, yo solo estaba tranquila, ellos vinieron hacia mi gritándose de cosas, yo solo corrí a el con Miles de lágrimas saliendo de mis ojos color café. Fuí con el y lo abrace tan fuerte como pude, el me consolaba mientras mis ojos se hinchaban y mi cabeza dolía.

- Tranquila, amore mío - daba mimos en mi cabello y masajeaba mi espalda- todo saldrá bien, yo estoy contigo.

Pase toda aquella tarde junto a el, solo llore y llore mientras el me consolaba.

A la semana mis padres pelearon por mi custodia, mi madre salió victoriosa, algo que me ponía muy contenta.

De aquello pasaron seis meses, al igual los cumplí con ese chico de pecas.

- Feliz aniversario, amore mío - su sonrisa era espléndida, en sus manos sostenía un ramo de hermosos acianos, sonreí y bese sus labios

Al separarnos hablé - mi amor es puro y limpio - dije sonriendo, volví a besarlo, era maravillosa la forma en como nuestros labios chocaban. Esos meses fueron muy valiosos para mí.

Pasaron los días y fue mi cumpleaños número 15, en dónde perdí mi virginidad con el hombre que siempre ame. Y así como pasan los días también los meses la hermosa sonrisa,y su entusiasmo siempre me acompañaron.

- Amore mío, ni la flor más linda podría decir lo que significas para mí, tu hermoso cabello largo, tus ojos verdes y tus hermosas manchas, me hacen amarte cada día más - dijo con un tono camersi en sus mejillas y eso se lo contagio a las mías, su mirada demostraba amor puro y sincero, sin poder evitarlo lo bese de una manera muy apasionada, el tocaba mi cabello, el lo ama...
Los días siguieron, nuestra relación siguió

-¿ya te dije que amo tu pelo? - dijo mientras me peinaba, reí levemente y asentí, la verdad no sabía porque amaba mi pelo, pero amaba sus comentarios por eso.
Luego termino el verano, llegó el otoño y luego el invierno en dónde todo se enfrió. El estado de ánimo de Marcos bajo, el suele ser muy enérgico, pero de un momento a otro todo de el se apagó, sus pecas, sus ojos, su sonrisa....
Todo esto también apagó mi felicidad, ya que verlo así era muy difícil, y verlo llorar era lo peor.

- amore mío - llamo con una voz demasiado baja para lo que es costumbre en el. Lo mire atenta esperando a que continúe - tengo cáncer - dijo con su voz entre cortada y apunto del llanto. No salieron palabras de mis labios lo único que pude hacer fue abrazarlo y ahora era yo quien lo consolaba.
Así pasaron nuevamente meses yo lo acompañe en todo momento en su tratamiento. El olor a hospital estaba en el, ya no olía a vainilla solo era ese repugnante olor.
Era un día más que iba a aquel hospital, lo ví ahí tan frágil, tan destruido, con su cabello corto, ahí entendí el porque, entendí porque el amaba mi cabello.

- Sr Wesley  - hablo el doctor Domínguez, por su cara sabía que no era nada bueno, lo seguí - como sabe el Sr Rizzo, está en tratamiento, pero está no dió efecto - un nudo se formó en mi garganta, mis ojos estaban cristalinos.

Trate de ser fuerte y hablar con el como si nada.

- amore mío - sonrió y se paró de aquella cama, los bese ni bien pude.

El doctor dice que no sobrevivirá más de una semana, en esa semana fui sin faltar todos los días, hasta llegar al final de esta.

- amore mío - me llamo mi amado pecoso - prométeme que no te cortaras el pelo nunca - tocaba mis cabellos, mientras me veía a los ojos.

- claro, nunca lo cortaré - le sonreí como pude, me acosté a un lado suyo, y lo abrace tan fuerte como pude.

- también, ven a llevarme flores siempre y recuerda lo mucho que te amo, amore mío - fueron las últimas palabras que salieron de el, ya no respiraba, ya su corazón no latía, ya no vivía....
Su muerte fue un caos en mi vida, todo fue horrible, todo se fue a la mierda, todo mi mundo desapareció.

- y por eso todos los viernes traemos acianos - mencioné, acariciando los cabellos de mi nieta. Después de eso no recuerdo que sucedió, solo ví una luz y lo volví a ver, era el, ¡ERA EL! Sin pensarlo salte a sus brazos éramos iguales a cuando éramos jóvenes, todo era igual y su cabello y pecas eran como aquella primavera cuando lo conocí.

- Amore mío....

                             The end

No todo tiene un final Donde viven las historias. Descúbrelo ahora