Después de aquella noche de pasión aún la recordaba, ella era adictiva, con solo abrazarla y sentir su calor era suficiente para caer en su dominio, disfrutar de Takara era un placer inigualable, recuerdo que pasé bastante tiempo entre sus senos, los besaba y los mordía y sus pezones eran exquisitos, succionarlos era un deleite al tiempo que ella gemia abrazando mi rostro y apegando sus senos en mi.
El aroma de su piel me enloquecía de placer, tocar sus tibias piernas bajo las sábanas era estar en un paraíso erótico mientras me movía dentro de ella sintiendo aquel exquisito calor vaginal que envolvía mi miembro al tiempo que su flujo lo empapaba logrando sensaciónes inigualables que me provocaron derramar grandes cantidades de semen dentro de Takara.