Un Corazon Ardiente 《Tanjiro y Tu》

▪︎♤UNO♤▪︎

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Capítulo 1: La familia Rengoku
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—¡Mamá! ¿Me abrazas?— pregunto la niña de tan solo 6 años.

—Claro, ven— extendió los brazos hacia su hija.

La pequeña se acercó con cuidado, y la mayor la cubrió con sus brazos mientras acariciaba sus cabellos negros igual a los de ella.

—______...— la llamo.

—¿Si?— contestó con una sonrisa.

—Eres una niña increíble, amable y lista para tener tu edad, por favor cuida a tus hermanos en el futuro, ellos te necesitarán mucho— dijo su madre.

—¡Por supuesto que lo haré! ¡Sere la mejor hermana mayor para Senjuro y la mejor hermana menor para Kyojuro! ¡Te lo prometo!— dijo con determinación y una sonrisa al final.

—Se que lo haras— dijo dándole un beso en la frente a su hija.

Pero todo ese bonito sueño fue interrumpido por un grito de su hermano mayor, tratando de despertarla.

—¡______! ¡Despierta! ¡Hay que entrenar!— se escucho detrás de la puerta.

—Rengoku, no tienes que despertarla, se acostó tarde— la voz de Mitsuri también fue escuchada por los oídos de la niña.

—¡Ya voy!— se paró de la cama.

Su familia siempre había sido pequeña pero desde que llegó Mitsuri, los días se habían vuelto divertidos. Como el entrenar, Mitsuri generalmente quería parar para comer y eso que ya había comido, mientras que Kyojuro le decía que siga.

—¡¿Que pasa?! ¡¿Te debilitaste después de tanto tiempo sin entrenar?! ¡Así no vas a convertirte en una gran espadachina! ¡Ponele más ganas! ¡Kanroji!— dijo el rubio.

—¡Kyaaa! ¡P-Pero tengo tanta hambre que siento el ombligo en la espalda! ¡Descansemos un poco!

—¡Acabamos de almorzar! ¡Solo mil rondas más! ¡Vamos! ¡Tu puedes!— alento su maestro.

El estómago de Mitsuri sonó por el hambre.

—¡No me respondas con el estómago, Kanroji!

—Hermano, Mitsuri, podrían tomar un descanso, traje algo de comida— dijo el menor de los Rengoku.

—¡Gracias, Senjuro!— corrio a abrazar al menor.

—¡Ey! ¡Todavía no hemos terminado!

—Hermano, podríamos tomar un descanso, aparte son de batata— menciono ______, sabia perfectamente que amaba la batata.

—¡Hora de descansar!— grito al escuchar lo último.

—¡Vivaaa!— grito feliz la de cabello rosado.

Y así lo hicieron, tomar un pequeño descanso no esta de más en un entrenamiento.

—¡Están riquísimos! ¡Podría comerlos por siempre!— comento la de trenzas.

—Hay muchos, así que puedes comer cuanto quieras— dijo el niño.

—¡Huele muy bien!— hablo Kyojuro.

—Son pastelitos de batata, Misturi y ______ me enseñaron a hacerlos.

—¡Sos increíble, Senjuro!

—Te salieron muy ricos— dijo la pelinegra.

—¡Delicioso! ¡Cuando el maestro dice "Delicioso" nunca falla!— dijo el mayor.