Inaudible

Capítulo 6

— ¿Por qué iras a verlo? - ellie me sigue como un perro, hasta el piso 8

— Me pidió que fuera, no sé por qué - trato de restarle importancia

— te espero en la habitación, para que me cuentes, que te vaya bien Empirinia

— ¿Empirinia? - hago una mueca

— Te puse un apodo bonito

— ¿Pero qué significa? - pregunto

— Empusa, en Grecia, la empusa es un ser maligno capaz de cambiar de forma, que adoptaba la apariencia de una mujer hermosa para seducir a jóvenes y, una vez estos se dormían después de hacer el amor, beber su sangre o devorarlos y Erinias son personificaciones femeninas de las que perseguían a los culpables de ciertos crímenes, Pero en Atenas este nombre era para decir "venerables Diosas"

— ¿Pero de dónde sacaron eso? ¿Y tú como sabes todo eso? - le pregunto

— Me gusta leer sobre todo, el apodo te lo puse yo por cierto - ella me guiña el ojo y apenas escucha la puerta abriéndose, sale corriendo

— Entras - me dice Nicolás, entrecierro los ojos mirando el pasillo por donde se fue ellie, esa perra hasta me cae bien

— Entonces - me siento en la silla enfrente del escritorio - Empirinia, hiciste amigos

— No me llames así - hago una mueca

— Tiene un significado lindo, algo turbio pero lindo

— No me digas - ruedo los ojos - ¿para qué querías que viniera?

— Quiero que me acompañes a cazar

— ¿Cazar? - hago un puchero que después se forma en mala cara, pero ese gesto no se lo pierde nick

— si eso que estábamos haciendo, antes de que tú llegaras, se está acabando las provisiones, necesitamos carne Claris

— Creo que ese apodo me gusta más - sonrió un poco, él también lo hace

— ¿Me acompañas o no? - su genio volvió a cambiar, genial

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No puedo negar que estoy algo nerviosa, estoy a solas con Nicolás, tengo en mi mano una espada, resulte siendo mejor de lo que pensaba con la espada, él, en cambio, si tiene un arma, ¿debería decirle que no debe de estar tan preocupado? Si alguien se acerca lo escucharé antes, tengo mis cinco sentidos más agudizados de lo normal

— Mantente detrás de mí, por aquí sí que hay salvajes

— ¿Qué pasa cuando entregas un celestial a un salvaje?

— No quieres saberlo - él me mira con pesar y remordimiento - ¿Por qué? Yo jamás te entregaría a ellos - completa la frase

— Pero si entregaron a 49 - reclamo, aunque él me golpeo

— ¿Lo conocías entonces? - él se detiene para mirarme en la mitad del bosque, siento algo de irritación en su voz

— Sí, algo así, era mi entrenador de cuerpo a cuerpo, trato de sobrepasarse conmigo y lo acusé, lo sancionaron y lo volvió a hacer y un superior lo vio y bueno, ya sabes - le resto importancia como si hubiera pasado de verdad, aunque sí tiene cosas ciertas

— ¿Por eso eres tan callada y poco expresiva? - él se acerca un poco a mí, escucho mi propio corazón acelerarse

— No, no es por eso, y no es de tu incumbencia el porqué lo soy - empiezo a caminar sin él, con el corazón a mil, trato de quitar esos recuerdos de mi mente, son solo eso, recuerdos