Hoy en día.

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Básicamente esto lo escribo un lunes 13 de octubre del 2023, actualmente tengo 20, la anterior parte la escribí meses atrás pero bueno, decidí que es mejor no abrir heridas, aunque al parecer me salió cicatriz.
Vuelvo a estar mal, solo, tengo a gente y en específico dos personas, pero mis demonios me atormentan, no sé por qué, no me acuerdo, tengo algunas mentales tan grandes que abastecerían todo un oasis. Aunque intentaré resumir un poco todo lo que me acuerdo ya que, por muchas lagunas que haya sigue habiendo un gran trecho de puentes que las conectan.

Mi primeros recuerdos problemático residen a los... ¿3, 4...5? Para poner en contexto, vivía en Rumanía y mi madre me tuvo muy joven, para ser exacto a los 15 años, fui algo no deseado pero eso no entra al cuento. Ella seguía siendo una niña pequeña, y al serlo iba y venía, hacía su vida, más o menos los 3 primeros años me estuvo cuidando mi abuela, las abuelas rumanas suelen tener una muy buena mano dura, lo poco que recuerdo de ella era su pañuelo negro con estampado blanco de la cabeza, las veces que me bañaba, cosa dura ya que no teníamos un calentador de agua, se calentaba con el fogón de la comida y cuando tocaba ducha solo había dos opciones; agua helada o agua hirviendo, no había punto medio, eso hizo que le cogiese mucho miedo al agua y lloraba cada vez que escuchaba la palabra baño, también recuerdo las veces que hacía trastadas y me perseguía por el jardín con un palo de un árbol para partirmelo en el culo y su muerte, a los tres años entendí el significado de la muerte, en Rumanía no es como en otros lados y menos en los pueblos, nadie venía a llevársela a la funeraria, se la tenía dos o tres días dentro de casa y nosotros mismos la aseabamos , vestíamos, preparábamos el ataúd y dejábamos el tiempo restante para despedirnos de ella o estar de "luto" con el ataúd abierto en un cuarto a parte, daba un mal rollo de cojones y yo tenía miedo y a la vez esperanza de que despertara de nuevo, pero eso jamás paso.

Acto seguido, la otra mitad hasta los 5 o 6 años estuve cuidado por una vecina llamada Mia, era pésima, pero la tenía muchísimo cariño. Por su culpa ya con 4 años desarrolle una adicción al alcohol ya que me daba cerveza siempre y a parte sucedió otro evento traumático, su marido, el cual solo llegaba para apalizarla con cualquier excusa y yo no entendía por qué alguien la haría daño. La impotencia me podía y me dolía, hasta que una vez armado de valor y odio me metí en una de sus riñas, cuando se abalanzó sobre ella para pegarla, le cogí y tiré de la chaqueta mientras grité que parase mientras y seguidamente le aporrease la espalda entre lagrimas, y sorprendentemente lo hizo, (vuelvo a no tener más recuerdo sobre qué más sucedio).
Entre todos estos días de alcohol y palizas mi madre era como un gato, un día venía, se quedaba y cuando la perdía de vista se volvía a ir, una semana, dos.. nunca sabía cuándo volvería, me daba muchísimo miedo quedarme solo, que en una de estas se fuese para siempre y me abandonase...

A los... ¿6...7 años? Me vine a España, según tengo entendido hoy en día, mi tía se lo pidió a mi madre para ayudarla a cuidarme y tener una vida mejor aunque al final no fue así. Nada más llegar, acabé viviendo con mis tíos, mi primo y mi prima en un pueblo-urbanización e iba a un colegio privado el cual había que llevar uniformes y te obligaban a hacer un baile de fin de curso vestido con atuendos raros, pero bueno ya estoy desvariando.

Continuando con mis penas, solo se que siempre he tenido bastante más conciencia y empatía que el resto de compañeros y niños de mi edad, a veces más incluso que muchos adultos. Nada más entré aprendí el idioma relativamente rápido ya que sino no tenía opción a comunicarme con nadie, tardé únicamente tres meses, impresionante ¿No?
Mi primer mini-trauma si así se le puede decir residió en mi pronunciación, específicamente de la letra -R-, no la sabía decir y aún intentándolo no me salió, los niños a veces pecan de crueles, aunque en mi caso no fue así, solo les hacía gracia, y se reían y me imitaban, eso me empezó a generar un trauma poco a poco, llegué a un momento en el que me sentía mal conmigo mismo, incapaz, incompetente. Decidí no volver a decir la -R-.
Me resguardé en lo que parecía mi único y mejor amigo, Felipe, todos lo llamabamos Pipe ya que era un mote cariñoso y caía bien a todos, solía ser mi mejor amigo y la amistad con la que pase la mayor parte de mi etapa infante.

Mi más sincero ser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora