c0cky

497 69 13
                                    

c0cky

"Un Hyuga es sinónimo de perfección"

Ella podía escuchar la voz de su padre en su cabeza.

Criada desde niña para ser siempre educada, pero mostrando la superioridad que su padre creía que eran merecedores... Hinata no pudo evitar arrugar un poco la nariz al sentir el fuerte olor a cerveza y cigarrillos que provenía del interior de la casa. Ella no había abierto la boca, pero tampoco lo hizo el hombre rubio que la observaba como si ella fuera un pequeña insecto aburrido. Si ella hubiera estado cerca de su padre, o algún conocido, habría reaccionado con altanería. Pero era su momento vulnerable, no pudo ocultar el miedo que sentía.

¿Y si Neji se había mudado? ¿Y si su primo le había vendido la propiedad a ese duro hombre?

Ella dió inconscientemente un paso hacia atrás.

— Yo...— murmuró, dándole una mirada al número de la casa. Era esa la dirección que tenía—. Lo siento, yo estoy buscando a alguien.

El hombre no se movió, ni sonrió, no dijo nada. Su expresión parecía tan distante y el silencio se hizo largo e incómodo mientras se miraban. Hinata sintió la necesidad de llenarlo.

— Estoy buscando a Neji Hyuga, él...

— ¡Neji!— le interrumpió el rubio, gritando pero aún mirándola fijamente.

Ella saltó, pero él no mostró nada en sus facciones, ni diversión ni aburrimiento. Sólo... La observaba. Hinata se sintió desnuda, y él en ningún momento observó su cuerpo. Parecía poder mirar atraves de sus lentes e inmiscuirse en su alma.

—¿Él vive aquí?— le preguntó, aunque empezaba a molestarle la forma tan intensa en la que la miraba.

El hombre sólo dio un seco asentimiento y se volteó, al fin sacando su pesada y penetrante mirada de ella. Hinata se relajó, no se había dado cuenta que había estado tan tensa. El rubio en ningún momento la invitó a pasar, en todo caso dejo la puerta a medio cerrar y se fue sin decir una sola palabra.

Su corazón tuvo un pequeño descanso, para sólo volver a ponerse nerviosa al darse cuenta que el momento de enfrentar a su primo al fin había llegado. Ella dió una rápida mirada sobre su hombro, notando que el auto que la había llevado allí, aún seguía esperándola y volvió justo la mirada cuando la puerta volvía abrise.

Ella tomó aire al ver a su primo, su cabello castaño había crecido largo y lacio hasta su cintura. Él tenía una remera holgada negra que había tenido mejores épocas y un suelto vaquero desteñido. Mantenía su cabello lejos de su rostro con un trozo de tela gruesa color gris. Su tez era tan blanca como la de ella, sus ojos grises estaban algo rojo y sus finos labios se apretaron de disgusto cuando la reconoció.

—¿Qué haces aquí?— fue su saludo mientras se cruzaba de brazos.

Ella hecho hacia bajo la punzada de dolor, era uno de los escenarios que había provisto.

— Lamento llegar sin invitación..

— Claro que si—, le interrumpió él rodando los ojos.

Ella se mantuvo firme.

— Necesito tu ayuda — terminó sin inmutarse por su poca educación.

Hinata recordaba a su adolescente primo, siempre tan protector con ella. Esperaba que ese joven aún estuviera dentro de él, latiendo, y se despertara al escuchar su pedido. Miedo quiso surgir dentro de ella al ver qué su primo no hacía ningún ademán de querer moverse de su postura dura. Ella ya estaba preparada para eso también, y levanto lentamente la mano para quitarse las gafas oscuras.

Sw33tDonde viven las historias. Descúbrelo ahora