Parte única.

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El pitido del silbato resuena en la cancha y la ilusión se acaba para los pibes.
Se acaba para Infantino, para Lukita Romero, Veliz y todo el plantel.
Las lágrimas no evitan agolparse en los ojos del capitán, que siente que le falló a su equipo y está destrozado por aquello. Mira el público y solo puede quedarse ahí, dándose cuenta de que se terminó todo, tratando de pedir disculpas a su país con la mirada, porque aunque tuviera la oportunidad de decir algo no sabría qué.

— Vamos Agus, ya está. — lo abraza por los hombros Luka y salen juntos de la cancha, con el corazón en pedazos y una ilusión muerta.

Puede que para otro país sea solamente un mundial Sub-20, pibitos corriendo detrás de una pelota, pero los argentinos vivimos el fútbol de una forma distinta al resto.
Camina con la cabeza gacha, está triste y decepcionado de sí mismo, pero sabe también que estaba cansado y que las piernas no le daban más, que su respiración necesitaba dejar de estar tan agitada y su mente tenía que dejar de ir con tanta velocidad.
Un silencio sepulcral de planta en el vestuario. La mayoría entra a las duchas, pero Agustín no tiene ánimos ni para eso. Recoge sus pertenencias y camina hasta la habitación que comparte con Valentín, a quien por cierto olvidó ver después de haber perdido el partido. No se percata de ello hasta llegar a la habitación y ver la cama del colorado vacía, aunque ahora le gustaría estar solo y hundirse entre sábanas para no salir jamás.

— La concha de su madre. — escucha para después sentir un fuerte ruido metálico chocar contra el piso.

Se levanta de su colchón, donde está sentado, y sale al pasillo.
Ve a Barco mirando el tacho de basura que él mismo pateó, lo ve suspirar y empezar a levantar lo que tiró.
Lo observa en silencio, tratando de recomponerse para así poder tranquilizar al menor, que solía necesitar de su ayuda a veces para calmar sus ataques de nervios. Valentín se caracterizaba por ser un chico de emociones fuertes y también por no saber manejarlas estando solo.

— Valen. — lo llama su capitán parado en la puerta de su habitación cuando el bonaerense termina de recoger lo que tiró.

Puede ver como las facciones en el rostro del chico se ablandan, como relaja su mandíbula después de estar tan tenso.

— Nos quedamos afuera. — dice dirigiéndose hasta él, comenzando a largar el llanto que se había guardado en la cancha.

Agustín lo recibe entre sus brazos rodeándolo con los mismos, quiere hacerle saber al menor que está para él, que lo entiende y lo apoya.
El llanto de Valentín se extiende un buen tiempo, el dorsal cuatro deja caer lágrimas en silencio también.
Se adentran en su habitación a paso lento, desanimados por la situación que vivieron.

— Agus. — lo llama Valentín.

— ¿Ah? —

— ¿Podemos juntar las camas? Como en el primer partido. — dice de forma tímida, sabiendo que había evitado al mayor todo el día y esto había dejado desconcertado al mismo.

— Sí, Valen. Obvio. — asintió moviendo su cama hacia el centro, donde Valentín ya había posicionado la propia.

Barco se cambió de ropa nuevamente a pesar de haberse bañado. No pensaba cenar, pensaba quedarse dormido entre los brazos de su capitán, el chico que tanto lo confundía.

— Yo me voy a pegar un bañito rápido, tengo un re chivo. — le comenta al de hebras coloradas. — No mires Twitter, ni el noticiero. — le pidió al menor antes de entrar al baño.

Se bañó con rapidez, pero disfruta de respirar hondo y relajarse con el agua caliente recorriendo su cuerpo.
Se engancha la toalla en la cadera y se pone su gorrito del pelo, no le importa que Luka lo moleste y le diga 'que es re de puto' usar un gorrito de cabello, le gustaba usarlo por los recuerdos de su niñez; viendo a su madre usarlos y copiarle la costumbre aunque tuviese el pelo mucho más corto.
Sale del baño buscando un short cómodo y una remera bien suelta, pero se da cuenta que él la está usando. No le molesta ver a Valentín con su ropa, le da una sensación linda en el pecho.
Después de ponerse otra remera se mete en la cama junto a Barco, que alza su mirada de su teléfono hasta el chico frente a él.

— ¿Qué hacías? — le pregunta Agustín.

— Mi vieja me mandó un par de mensajes. — asiente acercándose un poco más a él, enredando sus piernas en busca de un poquito de calor corporal en el frío del último día de mayo.

Agustín solo hace un pequeño sonido como respuesta y pasea su mano por las mejillas llenas de pequeñas pecas, manchitas que le fascinan en el rostro del tres, y que si es honesto le encantaría quedarse lo suficiente con el menor como para determinar que cantidad tiene, aunque tardase toda su vida.

— No te hagas la cabeza, Valen. Es un juego al final, aunque duela vamos a tener muchas más oportunidades. — le asegura en busca de darle algún tipo de consuelo.

Ve al chico de Boca asentir levemente, también lo ve acercarse más a él.
La situación para Barco está jodida en muchos aspectos, entre haber quedado fuera del mundial, la presión que siente jugando en boca y el que ahora su vida amorosa parece dar un giro de ciento ochenta grados, se siente agotado.
Valentín tiene, o mejor dicho tenía, novia, pero también era cierto que empezó a tener sentimientos por su capitán, su amigo, su chico dentro y fuera de la cancha.
Los roces de rodillas en el banco de suplentes, los besitos en la frente todas las mañanas, los abrazos eternos que terminaban con un vals bastante gracioso, las palabras de cariño y muchas cosas más habían hecho que sus sentimientos hacia el mayor se vieran confundidos.
Cada demostración de afecto que el santafesino tenía para con él lo hacían sentir especial, lo hacían sentir querido.

— ¿Valen? — lo llama nuevamente Giay.

Barco se da cuenta de que se quedó sumido en sus pensamientos, también se da cuenta de que la mano del cuatro viajó desde su mejilla hasta su cintura.

— ¿Sí? — pregunta.

— Si querías comer algo te preguntaba. Yo no me pienso levantar, pero le pido a Luka que te traiga un plato. — asiente dejando caricias suaves en la cintura del contrario.

Sabía a la perfección que tenía confundido al menor, pero él sabía a la perfección que le gustaba el bonaerense. Se esmeraba en demostrárselo, pero hasta ahora no había llegado a nada.

— No tengo hambre. — niega el menor, fijando su mirada en los bonitos iris del capitán. — ¿Te puedo abrazar? — pregunta en un tono bajo.

Giay asiente, sabiendo que en realidad Valentín quiere que él lo abrace.
Se acerca más a Barco y lo envuelve entre sus brazos, dejando al mismo recostado en su pecho.

— Te quiero mucho, Agus. — admite en un susurro, con un poco de vergüenza porque nunca se expresó así.

— Te quiero mucho, Valen. — asiente dedicándole una sonrisa dulce, una sonrisa sanadora que lo hace olvidarse de todo.

De la presión en boca, de haberse quedado afuera del mundial, de sus errores y de la propia confusión que tiene con el propio Giay.
Y aunque no lo admita, ya no está confundido. Sabe lo mucho que le gusta Agustín y espera con ansias, muy en su interior, que sea correspondido.













n/a: qsy, por algún lado había q largar la bronca(?

𝗙𝗨𝗘𝗥𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗠𝗨𝗡𝗗𝗜𝗔𝗟; 𝗴𝗶𝗮𝘆 𝘅 𝗯𝗮𝗿𝗰𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora