Capítulo 4

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Mónica volvió hacia donde estaba Christopher y le mencionó lo que había hablado con Natalia, luego volvieron a la casa de la familia de Mónica y les explicaron todo lo sucedido. Cuando vieron que comenzaba a atardecer, Christopher y Mónica decidieron salir a caminar. Ella usaba su peluca y sus lentes.

—Mon, ¿Cuándo nos iremos a Colonia? —Le preguntó Christopher. Ella tenía su brazo alrededor del brazo de su pareja y caminaban muy despacio.

—Podemos irnos mañana. —Dijo Mónica sin detenerse para mirarlo, a Christopher le asombró que se quisiera ir tan pronto, sabía lo mucho que amaba Venosa.

—De acuerdo, tenemos que guardar toda nuestra ropa y avisarle a tu familia que nos iremos.

Mónica asintió y dio un largo suspiro. — ¿Sabes? Siempre creí que si llegaba a ver a Natalia, las cosas serían un poco...diferentes, que ella seguiría siendo la misma chica divertida, jamás la había visto tan fuera de sí. —Dijo viendo a la calle, Christopher se detuvo haciendo que ella hiciera lo mismo.

—Tienes que recordar que no todos reaccionarían igual si regresan a la vida siendo fantasmas.

—Si pero, el tener estos poderes, teniendo la capacidad de apreciar mejor la vida, pensé que Natalia lo haría. En varias ocasiones había soñado con verla de nuevo, que nuestra muerte, no hubiera sido el fin, sino el comienzo para que comenzáramos a vivir. — Le dijo Mónica, se quedaron callados por unos segundos y luego le soltó el brazo comenzando a caminar. —Volvamos a casa de mis padres, quiero que guardemos todo nuestro equipaje. —

Christopher dio un profundo suspiro y caminó detrás de ella agarrándole su mano. No hablaron hasta llegar a la casa de los padres de Mónica.

Una hora después

Fiorella se encontraba en el cuarto donde habían dormido Christopher y Mónica, ambos ya habían terminado de guardar su equipaje, pero había un problema, y es que desde que ellos habían mencionado que se irían, Fiorella había estado insistiendo en que deseaba acompañarlos.

— ¡Vamos! ¡Déjenme ir con ustedes! ¡Aunque sea por un mes! ¡Quiero conocer Colonia! —Gritó Fiorella, Mónica dio un suspiro y se sentó en su cama.

—Fiorella, ya te he dicho que no.

Fiorella se levantó de la silla donde se encontraba sentada y se sentó al lado de su hermana.

¿Por qué Mónica no quería que fuera? Tenía un año viviendo allá, y le gustaba, por todas las maravillas que contaba, Fiorella se preguntaba ¿Aún la veía como a una niña? No, en este año, Fiorella había madurado bastante, por lo tanto, sabía que podría acompañarlos.

—Mon, ya soy adulta, prometo ayudarte todo lo que pueda, ¿sí? —Le preguntó agarrándole una mano. Se quedaron calladas unos segundos, Mónica se encontraba pensando, era cierto, Fiorella era una adulta, y podría ser de mucha ayuda; ella dio un profundo respiro y la observó.

—De acuerdo, puedes acompañarnos. —Fiorella gritó y la abrazó, Christopher entró a la habitación y las vio.

— ¿Qué ocurre? —Preguntó cerrando la puerta, Fiorella, al ver al novio de su hermana, se levantó, se acercó a él y lo abrazó, Christopher correspondió el abrazo mientras trataba de preguntarle a Mónica moviendo sus labios sin hablar, sobre lo que había ocurrido.

— ¡Mónica dijo que si podía irme a vivir con ustedes a Colonia! —Gritó Fiorella, Christopher comenzó a reír y luego rompió el abrazo.

—Eso me parece perfecto, espero que te guste Colonia, es una gran ciudad, si quieres te quedas estudiando en la Universidad de Colonia, y creo que en este tiempo puedo enseñarte a hablar alemán.

Fiorella sonrió y se acercó al marco de la puerta.

—Me encantaría, muchas gracias, Chris. —Mónica se levantó, cerró la puerta de su cuarto, se volvió a sentar en su cama y vio que su pareja mantenía los brazos cruzados.

—Fue muy lindo lo que le dijiste Fiorella, sobre la universidad y que podrías enseñarle a hablar alemán, no pensé que tomaras tan bien que ella se fuera a vivir con nosotros.

—Adoro a tus hermanas, tengo tiempo pensando en que quería que una de ellas se quedara en nuestro apartamento. —Dijo Christopher mientras se sentaba a su lado, ella lo miró y luego le agarró sus manos.

—Jamás creí que quisieras tanto mi familia. —Dijo Mónica mientras entrelazaba sus dedos.

—Pues sí, los quiero. —Dijo Christopher sonriendo, Mónica acostó su cabeza sobre el pecho de Christopher y cerró sus ojos. Le gustaba estar así con su pareja.

Al día siguiente

Christopher, Fiorella y Mónica, se encontraban en el taxi dirigiéndose al apartamento de ellos, habían viajado por avión y luego tomado un tren para poder ir a Colonia, Fiorella estaba maravillada al ver cómo era la ciudad en la que vivía su hermana, ahora entendía por qué le gustaba tanto.

Al llegar al apartamento, Mónica caminó y llevó a Fiorella a su habitación.

—Aquí dormirás, Chris y yo dormimos en la habitación que está al lado, puedes comenzar a desempacar. —Dijo Mónica, pero antes de salir del cuarto, Fiorella le agarró su brazo provocando que la mayor la mirara.

—Espera, Mon, quisiera agradecerte todo lo que han hecho por mí, sé que no debe ser fácil aceptarme en tu casa, te prometo que te trataré de ayudar todo lo posible. —Le dijo Fiorella, Mónica sonrió y salió de la habitación cerrando la puerta.

Ella caminó hacia el balcón y estuvo observando como los autos pasaban, eran aproximadamente las diez de la noche, le encantaba ver el ambiente de vez en cuando, Fiorella tenía razón, sí que amaba Colonia.

Christopher la vio y caminó lentamente hasta abrazarla por la cintura colocando su cabeza sobre su hombro.

— ¿Está todo bien? —Le preguntó susurrando, Mónica sonrió y lo miró.

—Sí, me encanta ver la ciudad, los autos, ver como algunos niños pasan, esto es...sin duda, maravilloso. —Y así estuvieron durante unos minutos, apreciando la gran tranquilidad que se sentía. 

No te dejaré irDonde viven las historias. Descúbrelo ahora