ɴᴜᴇꜱᴛʀᴏ ᴘʀɪᴍᴇʀ ᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏ - ↺

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—Nunew, ¿por qué estás empapado de refresco? —preguntó Zee, angustiado, mientras intentaba secar el rostro mojado del menor con la toalla que usualmente usaba para secar su propio sudor después del entrenamiento de básquetbol

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—Nunew, ¿por qué estás empapado de refresco? —preguntó Zee, angustiado, mientras intentaba secar el rostro mojado del menor con la toalla que usualmente usaba para secar su propio sudor después del entrenamiento de básquetbol.

—No es nada, Zee. Solo un tipo chocó conmigo y se le derramó la bebida —mintió Nunew con una tímida sonrisa— Debo irme a cambiar si quiero llegar a tiempo a clases. ¿Puedo usar la ducha de tu equipo?

—Claro que puedes, Nhu —respondió Zee— Tengo un cambio de ropa en mi casillero. ¿Recuerdas la contraseña?

—La recuerdo —respondió dulcemente el pequeño, tomando una toalla e ingresando a una de las duchas del club de básquetbol.

(...)

Nunew y Zee se habían hecho amigos hace unos meses. Se conocieron por casualidad en la biblioteca, mientras Nunew, el más joven de los dos, terminaba un informe y Zee cumplía con una tarea de castigo que un docente le había impuesto.

Absorto en sus libros, Nunew no había notado la presencia del otro chico en el lugar. Sin embargo, para Zee, Nunew había sido lo primero que había notado y olido. Zee conocía a la perfección la reputación de ese pequeño omega: un chico atractivo y dulce con un aroma que te dejaba babeando, pero sobre todo, imposible de conquistar, pues repudiaba a la gran mayoría de los alfas de la universidad.

Varios alfas y betas hablaban del omega con un descaro mezclado con ironía y resentimiento por el rechazo que este les había mostrado, según sus propias anécdotas. Zee no había tenido la oportunidad de coincidir con Nunew hasta ese día, por lo que no tenía idea de qué esperar de él, aparte de la hermosa apariencia que se podía notar incluso a varios metros de distancia.

Finalmente, Zee decidió simplemente tomar asiento y ponerse a trabajar en su tarea con la intención de retirarse lo más rápido posible del lugar. Media hora después, una deliciosa fragancia llegó a su olfato, llamando la atención del lobo en su interior, quien por instinto buscó al dueño de dicho aroma, que poco a poco comenzaba a volverse más intenso.

El aroma comenzaba en el asiento donde se suponía que debía estar sentado el pequeño omega, quien claramente se había movido, pues las feromonas lo guiaban a los estantes de libros. Allí, finalmente, Zee lo encontró saltando para alcanzar una novela.

El lobo en su interior le exigía a Zee que ayudara al pequeño omega frente a él, pero su lado racional se negaba a acercarse y ayudarlo, por varias razones válidas para él, entre ellas su desinterés por aquel muchacho y todo lo que lo involucraba. En pocas palabras, el omega podía seguir saltando durante largos minutos y él no haría nada por ayudarlo, pues no le interesaban los problemas ajenos.

Aunque en su mente Zee decía "no tiene nada que ver conmigo", su cuerpo ya estaba tomando el libro y, al tenerlo en manos, se lo estaba entregando al chico frente a él, quien lo miraba asombrado.

𝐃𝐮𝐥𝐜𝐞 𝐌𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫𝐚 → 𝐙𝐞𝐞𝐍𝐮𝐧𝐞𝐰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora